Rosana Cueva: Despacio que estoy apurado

Aunque la frase completa de Napoleón a un nervioso valet en vísperas de la batalla de Waterloo, según su biógrafo Emil Ludwig, fue “Vístame despacio, que estoy apurado”, el espíritu del mensaje es claro. A mayor urgencia, más calma.

Recomendación que podría tomar en cuenta la mayoritaria Fuerza Popular al momento de buscar sacar adelante una ley que evite a futuro el transfuguismo en el Congreso. El intento no es nuevo. Desde el fin del fujimorismo, con el video Kouri-Montesinos, se han trabajado y presentado alrededor de 14 proyectos de sanción al transfuguismo. Una y otra vez durante los gobiernos de Toledo, García y Humala. En este nuevo Congreso, el Apra y el Frente Amplio han presentado también otros proyectos en la misma línea. El último que llegó al Pleno fue el del ex congresista Omar Chehade, el que tras su aprobación en la Comisión de Constitución no logró la misma del Pleno.

El factor común que evita que tantos proyectos prosperen es la dificultad a la hora de definir, en su sentido más absoluto, el término tránsfuga. Diferenciar tránsfuga de disidente es hasta conflictivo en congresos en los que numerosos parlamentarios tienen en su haber varias camisetas partidarias puestas como parte de sus trayectorias políticas, generándose una especial sensibilidad frente a la palabrita en cuestión. La diferenciación, sin embargo, es sustancial tanto como la consideración de sus atenuantes.

El caso Vilcatoma genera urgencias en la bancada mayoritaria. Calma, no relajo ni descuido, para que esta esperada norma sea debida y seriamente trabajada. Además de la ley contra el transfuguismo, están pendientes en el Congreso muchas más para fortalecer al Parlamento, a los partidos políticos, al sistema electoral en su conjunto, y devuelvan la confianza al elector. Plazo final para que estos estén aprobados también hay: por lo menos tres meses antes del 7 de octubre del 2018, día de las elecciones regionales y municipales.