No me encuentro entre los detractores extremos del estrenado programa “Conversando con el presidente”. Se puede cuestionar que el programa no figura en la lista de urgencias nacionales por atender, que su gestión no se puede quejar de una falta de cobertura de parte de los medios, pero no deja de ser interesante la búsqueda de nuevas formas de comunicación a través de plataformas cada vez más accesibles. En un día, el espacio presidencial ha tenido en Facebook cerca de 30 mil visitas. No es un mal debut, que, sin duda, ha revelado también algunos puntos por afinar.
De acuerdo con lo informado, el programa en mención tiene previsto grabar 12 entrevistas, que serían emitidas cada 15 días, a través de los canales de televisión privados y canal 7. No se estaría pagando por las emisiones. El productor contratado para la producción es Eduardo Congrains. Experto en marketing político 2.0, generador de ideas, creativo publicitario, director de televisión, según su cuenta de Twitter. No la usa desde el 2014.
Entre los puntos por afinar en “Conversando con el presidente”, apuntaría a una mayor definición del papel de PPK en escena. No queda claro si es solo un curioso entrevistador o el jefe de Estado que realiza un seguimiento a los resultados. También, un mejor guion, con menos halagos mutuos y más pepas.
Más allá de si tiene éxito o no, ojalá el jefe de Estado no descuide la esencia de la comunicación política, la de estar en la cancha, en contacto directo con la población. No es una fórmula nueva, ya rindió sus frutos durante El Niño costero. Ensuciarse los zapatos o ponerse en los del ciudadano siempre será más efectivo. Conversar, in situ, mirando a los ojos de los peruanos. Gobernar es comunicar, pero solo comunicar no es gobernar.
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