Ángela Leyva Tagle,Voleibolista
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com
Levantarse de madrugada volvió a ser una buena costumbre para todos los peruanos: había que ver jugar a las ‘Matadorcitas’, el equipo de vóley que nos llevó a ser el cuarto mejor equipo en el Mundial de Tailandia, pero todos sabemos que pudimos ser el mejor. Conversamos con Ángela Leyva, su capitana.
Eres de Chorrillos…
De toda la vida. Allí nací, allí me crié y todos me conocen. Pero, la verdad, no salgo mucho; te podría decir que ni siquiera tengo amigos en mi barrio porque soy muy tranquila, siempre paro en mi casa. Tengo algunas amigas, pero más de “hola”. Mi relación con mi familia es muy bonita, soy muy pegada a mi mamá –ella siempre está en las buenas y en las malas conmigo– y me llevo muy bien con mi hermana –quien es dos años menor, me apoya mucho y también juega vóley–, y creo que mi papá es la mejor persona que conozco.
¿Quién es tu modelo a seguir?
En términos personales, mi mamá. Ella siempre se esforzó para que nosotras saliéramos adelante. ¿En el vóley? No te lo podría decir pues no vi jugar a las chicas de la época de oro de nuestro vóley. Es más, ni siquiera las he visto por Internet porque no me gusta ver vóley, ni cuando juega Perú: antes que verlo, prefiero jugarlo.
¿Cómo está tu ego?
Está arriba. Es muy bonito sentirse lo máximo (risas), pero ahora estoy un poco atosigada por la fama, por la gente.
Aprendiste a jugar en un club de barrio…
Sí, fue en el Jepsus, un club de Chorrillos. Fue un poco extraño porque antes jugaba básquet.
Si no ves vóley, ¿cómo mejoras tu juego?
Tengo una entrenadora, Natalia Málaga, que ha sido jugadora y me está enseñando muchas cosas, y le estoy tomando bastante importancia a lo que me dice.
¿Cómo es tu trato con ella?
Ella es una amiga para mí. Hablamos de lo más normal, me enseña, me llama a un lado y me da consejos. Ya nos hemos acostumbrado a sus gritos, no me asusta. Muchos, desde fuera, creen que, porque nos grita, nos vamos a bajonear, pero no es así: sus gritos nos sirven para picarnos y, después, jugar mejor.
¿Qué pasó en el quinto set contra China?
No salieron bien las cosas, no se pudo ganar el partido, pero por algo será, ya será para la próxima. Es claro para todos que el Perú-China fue la final adelantada del Mundial, fuimos los mejores equipos. Cuando acabó el partido nos dijimos: “Tranquilas, sigamos jugando, esto ya pasó, no podemos retroceder el tiempo”. Reproches no hubo. ¿Lloré? Sí, pero tenía que ser fuerte pues nos venía el siguiente partido, y lo que menos debíamos hacer era estar decaídos.
¿En algún momento se sintieron campeonas del mundo?
Sí. Sabíamos que podíamos ser campeonas. Natalia dice que nos faltó suerte.
A tus 16 años, ya eres la mejor atacante del mundo…
Es bonito ser recompensada después de dar el 100%, de esforzarme tanto. Debo seguir avanzando, porque yo sé que me falta mucho más, e insistir en lo que me gusta, el vóley. ¿Siento que no juego bien? Siento que me falta aprender mucho más y que cada día quiero ser mejor. Todavía no sé lo necesario. Además, no todo es vóley en la vida: quiero ir a la universidad. Felizmente, todas están dispuestas a acogernos, ya nos lo dijeron.
¿Te quieres quedar en el Perú?
No me molestaría irme fuera. Eso sí, tendría que esforzarme más para que me contraten equipos del extranjero. Lamentablemente, aquí, del vóley, una no puede vivir, pues no está muy bien pagado, no es profesional.
¿Piensas irte a vivir fuera?
Podría ser, ¿por qué no?, no lo descarto, pero todo a su debido momento: solo tengo 16 años y aún no estoy lista para tener una vida independiente. Si me voy, iría con mi mamá.
¿Qué es el vóley para ti?
Un deporte muy emotivo, una profesión que me va a abrir muchas puertas, por ejemplo, posibilidades de estudio.
¿Sientes que es como una carga el haberte convertido en una esperanza para el país?
Ahora muchos nos toman como ejemplo. Esto tiene su lado positivo, y muestra que vendrán nuevas y buenas cosas. Pero nosotras no perderemos la humildad, seguiremos entrenando como hasta ahora lo hemos hecho. Además, nos toca subir de categoría, donde las cosas serán más fuertes. Juego por mi familia y por la gente pues siento que siempre nos está mirando, esperando de nosotros un gran desempeño. La gente quería que viniéramos con alguna medalla, pero no se dio; lo que sí es verdad es que dimos todo de nosotras.
Natalia Málaga ha dicho que todavía no debes pasar a la selección mayor…
Tiene razón: no hay que quemar etapas.
¿Cómo tomas los homenajes que les están haciendo?
Son muy bonitos, y se han dado por nuestro propio esfuerzo. A Ollanta Humala le diría que apoye más al vóley. Si lo hace, vendrán más logros.
AUTOFICHA
- Tengo 16 años. En el colegio soy una alumna regular, normal. Mido 1.80 metros y antes jugaba básquet. Prefiero los cursos de lenguaje antes que los de matemáticas.
- En la selección de vóley todas somos iguales, no hay nadie quien se crea la más más, la mejor de todos. Si eso pasa, la bajamos en ‘one’ (risas).
- Los homenajes son muy bonitos, y se han dado por nuestro esfuerzo; pero a Ollanta Humala le diría que apoye más al vóley. Si lo hace, vendrán más logros.
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