Perdieron los consejeros maximalistas. El presidente Kuczynski actuó como estadista al despejar toda posibilidad de hacer una cuestión de confianza de la probable censura del ministro Jaime Saavedra.
Estoy convencida de que a Fuerza Popular no deben enfrentarlos con “bravuconadas”. Al fujimorismo deben descolocarlo, dejarlo en off side cada vez que utilice su fuerza como un buldócer.
La ciudadanía percibe claramente el abuso. Muchos “opinólogos, asesorólogos” intentan representar el pensamiento y las necesidades de las mayorías, pero desde su sesgada visión.
Los peruanos le dieron a PPK la oportunidad de devolverles la esperanza. Quieren tranquilidad política, reformas que hagan la vida más llevadera. Aquellos que se sienten “iluminados” con sus posiciones ideológicas o de agenda personal no están leyendo correctamente lo que el ciudadano común espera cada día.
El ciudadano promedio quiere “chamba”, igualdad de oportunidades, transparencia, SEGURIDAD, con mayúsculas. Las guerritas entre periodistas o pulseo ideológico y abusivo entre interesados o politiqueros de ambos lados no generan adeptos, generan hartazgo.
Después que no se quejen cuando la gente prefiera dictaduras populistas y el Perú se vaya, otra vez, al carajo. La impresión que tengo es que los “moscardones” que le zumban en el oído a PPK lo marean bastante. Felizmente, en este caso, el presidente de la República ha actuado como gobernante y por encima de bandos.
A sus representantes en el Congreso hay que pedirles que lo ayuden con unidad de criterio y a la aplastante mayoría fujimorista que, de una vez por todas, demuestren la madurez que el momento político exige. Si fracasa el gobierno, ellos no serán los “victoriosos”, ganarán los antisistema.
Es hora de trabajar seriamente por el país. Ese es el grito de los que no necesariamente “salen a marchar”.
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