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"Los músicos contamos historias con silencios"

“(Un buen músico) traduce la realidad, sobre todo la emocional, en términos de que todos los que escuchen puedan reírse a carcajadas, llorar o quedarse en estado de asombro”.

(Anthony Niño de Guzmán)
(Anthony Niño de Guzmán)

Hay buenos músicos y maestros de la música. Los primeros tocan bien. Los segundos tienen, además, sabiduría y pasión. Manongo Mujica pertenece, obviamente, al segundo grupo. Conversamos con él a propósito de la presentación de Huaca sonora, una joya retrospectiva de siete discos y dos DVD, que tendrá lugar esta noche en la huaca Huallamarca ubicada en San Isidro (esquina de la Av. El Rosario con Nicolás de Rivera). La cita es a las 8 p.m. Música, maestro.

¿Qué discos está escuchando actualmente?
Mucho jazz, a Dave Brubeck, Oscar Peterson; Bach, música clásica; mucha música africana, que siempre me sorprende.

Es muy fuerte la música africana, ¿no?
Son los maestros de la polirritmia, sobre todo la música de Mali. Cada instrumento, sea bajo, trompeta o percusión, está muy amarrado. Ellos tienen una expresión muy interesante que es clavar el ritmo, enraizarlo en la tierra. Los músicos deben ser capaces de que su toque vaya hasta el fondo de la tierra.

Clavar el ritmo tiene que ver con solidez.
Tiene que ver con estar aquí y compromiso con lo que haces. En eso los africanos son genios.

¿Y los peruanos qué tales herederos somos de la música africana?
La música afroperuana es extraordinaria por eso, porque los músicos peruanos tienen la carga de los ancestros africanos.

¿Cuál fue el primer disco que escuchó y lo marcó?
Un solo de batería de Joe Morello, justamente de Dave Brubeck Quartet, que se llama “Castilian Drums” y dura 20 minutos; me cambió la vida, porque me percaté de que uno cuenta una historia. Nunca había vinculado la narración con la música. Los músicos también contamos historias y al escuchar ese solo me di cuenta de que ese músico estaba narrando una historia.

¿Cómo?
Bueno… Ahí está la maestría del músico.

Porque muchas veces los solos se quedan en la superficie, en el virtuosismo.
Un verdadero instrumentista, si ha de preparar un solo (además de lo espontáneo), debe tener claro lo que quiere transmitir. Por ejemplo, dolor, alegría o éxtasis. A mí me ha hecho llorar un solo de Julio ‘Chocolate’ Algendones. Una persona que estaba conmigo escuchando ese solo me preguntó: “¿Por qué crees que él transmite así?”. Y esa misma persona me respondió: “Por todo lo que ha sufrido de niño”.

Entonces, ¿qué es ser un buen músico?
Traducir la realidad, sobre todo la emocional, en términos de que todos los que escuchen puedan reírse a carcajadas, llorar o quedarse en estado de asombro. El gran músico tiene ese poder, que es una capacidad de transmitir su historia y contarla. Contar historias no es exclusivo de la literatura, los músicos contamos historias sin palabras, en sonidos y con silencios.

El silencio es fundamental.
A veces pesa más que el sonido. El sonido realmente nace del silencio.

¿Hoy se hace mejor música que antes?
Quizás técnicamente hay una generación que está mejor preparada que antes, porque hoy en día todo el mundo tiene acceso a Internet y puede encontrar a John Coltrane, La Limeñita y Ascoy o a Paco de Lucía y estudiarlos. Eso hace 20 años era imposible. ¿Pero eso hace que sean mejores músicos?

Hay mucha información.
Exactamente, por lo tanto hay la ilusión de que yo puedo ser capaz de tocar en todos los estilos y quizá no es así. Puedo tener toda la información del mundo, pero ¿y mi sonido? ¿Cómo me libero de esa carga informativa para descubrir cómo sueno yo?

¿Y usted se ha encontrado?
Estoy en ese proceso hace más de 30 años.

Alex Acuña me dijo que los músicos actuales no están haciendo historia. ¿Qué opina?
Como dice un amigo, en toda aclaración hay oscuridad y en toda oscuridad hay claridad.

Porque usted tiene hijos músicos que son parte de esta nueva generación.
Y que cada uno está, además, en su línea. Lo que hace Cristóbal con la batería yo jamás lo podría hacer, pues tiene un nivel de virtuosismo que no es el mío. Daniel se perfeccionó en ritmos afrocubanos y el sabor y swing que tiene es de él. Gabriel es más experimental. Cada uno tiene algo único, eso es lo increíble de la música. No hay dos músicos que suenen igual.

¿Es acaso el mejor momento de la música peruana?
Aún no se ha dado, pero estamos en camino. Así como hay un nuevo cine peruano que se está gestando, creo que también se va dar con la música peruana. Fíjate lo que ha pasado con la gastronomía, creo que el siguiente paso tendría que ser la música.

Usted también pinta. ¿Cómo se pinta con la batería? ¿El napoleón es un brochazo grueso, acaso?
Exactamente, todos los graves, todas las oscuridades. El bombo, el corazón; los platillos pueden ser las luces, los astros, los colores, los pulsos sutiles. La tarola puede ser el agua. Cada parte de una batería puede ser un fragmento de un gran mural, de un gran cuadro. Hay músicos que somos paisajistas, que necesitamos ver el sonido.

Y usted conoció a Pablo Picasso.
Era un hombre que nada tenía de intelectual, sí de campechano, directo, y nos dijo: “Los críticos de arte me han atribuido a mí el haber descubierto la síntesis en el arte contemporáneo, es falso. La síntesis la inventaron los peruanos”.

Y agregó: “Ustedes no saben nada de eso, son unos ignorantes, no han hecho nada por transmitirle al mundo cuál es la síntesis que ha inventado el Perú en términos visuales”.

Si ahora reviso el arte de Chavín o de Nasca, me doy cuenta de que lo dicho por Picasso era exacto. O sea, él nos estaba diciendo reivindiquen su arte, escriban, promuévanlo, estúdienlo. Y recién estamos llegando a entenderlo.

AUTOFICHA

■ “Soy autodidacta, aprendí escuchando discos. Mucho jazz, fusión, rock, experimental. Tuve clases privadas en Viena y después en la vida misma buscando chamba. Pero empecé con la pintura”.

■ “El concierto Huaca sonora es importante para que los peruanos despertemos al legado que hemos recibido de nuestros antepasados. La huaca es un símbolo de un espacio sagrado”.

■ “Quisiera hacer una película sobre el mal gusto peruano, de humor, sobre el kitsch peruano. Como si hubiera un profundo malentendido y, al mismo tiempo, una libertad fantástica y absoluta”.

Por Mijail Palacios Yábar (mpalacios@peru21.com)


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