¿Por quién vas a votar, mamá?
-Por Alan, Jaimín. No lo dudo. Por Alan.
-¿Por qué?
-Porque es mi amigo. Siempre me atiende las llamadas. Y cuando le pido un favor, me cumple.
-¿Qué favores le pides, se puede saber?
-No te voy a contar. Después lo cuentas en tu columna.
-¿Y tú crees que Alan va a ganar?
-Sí. No creo. Estoy segura. ¡Segurísima!
-Pues yo no. No creo que pase a la segunda vuelta. La alianza con Lourdes ha sido un error.
-Tú dices eso porque le tienes cólera a Lourdes. No sé por qué te has obstinado contra ella.
-No tengo nada contra Lourdes, mamá. La apoyé el 2001 y el 2006. Pero ahora se ha equivocado mal. Se ha vuelto a equivocar mal.
-¿Por qué dices eso?
-Porque debió ser candidata presidencial, no vicepresidenta de Alan.
-Ella piensa en el Perú primero, Jaimín, no en su ego.
-No creo, mamá. Simplemente ya no se tiene fe. Y Alan se la ha tragado como si fuera un canapé. Pero la alianza no le ha resultado buena.
-Yo creo que es una alianza buenísima. Los demás no les llegan ni a los tobillos, pues.
-Discrepo, mamá. Alan siempre ha tenido éxito corriendo desde la izquierda. Pero ahora, aliado con Lourdes, se ha ubicado muy a la derecha.
-¿Y tú qué tienes contra mi amigo Alan? ¿Qué te ha hecho para que lo odies así?
-No lo odio.
-Sí lo odias, Jaimín. Reconoce. Tú hubieras querido ser presidente y él ya fue presidente dos veces y ahora será presidente por tercera vez.
-No creo. Esta vez no pasa a la segunda vuelta. Y no me cae bien.
-Pero si lo visitabas en Palacio y lo invitabas a comer en tu casa.
-Bueno, sí, eran otros tiempos. Yo quería ser candidato y él me animaba. Después nos peleamos.
-¿Pero por qué se pelearon? ¿Por qué, si ya se habían amistado después de tantos años siendo enemigos?
-Porque yo apoyé a Susana y él apoyó a Lourdes, y cuando ganó Susana, él le pidió a Baruch que me despidiera, y Baruch me botó cediendo a las presiones de Alan, Lourdes y Castañeda. Los tres querían que Castañeda ganara la presidencia, pero así les fue.
-Yo no creo que Alan sería capaz de pedirle a Baruch tu cabeza.
-Ay, mamá, que Dios preserve tu inocencia. Alan me botó de la televisión el 85 y volvió a botarme el 2010. Él hace esas cosas.
-No es así, Jaimín. A ti te botaron por hacer una campaña horrible contra Lourdes.
-No sé si fue tan horrible. Simplemente cuestioné que hubiera recibido plata de un narco. Y no fue más horrible que la campaña que hizo Aldo contra Susana. Y Baruch me botó para poner a Aldo en el horario que yo ocupaba. O sea que botó a un periodista pro-Susana para premiar a uno anti-Susana. Me despidió por bajarme a Lourdes, que era su candidata y la de Alan.
-Yo hubiera hecho lo mismo, hijito. Lourdes era mejor candidata. Reconoce que te equivocaste.
-No sé. Yo, siendo bisexual, veía con más simpatía a una progresista que a una conservadora.
-No comiences con tus mariconadas, Jaimín. Por eso te digo que me encanta la columna de tu amigo Aldo, y con la tuya no llego ni a la mitad.
-Comprendo, mamá. A mí también me encanta la columna de Aldo. Es puro veneno inteligente. Pero es una pena que en esta campaña no pueda volver El Francotirador, ¿no crees?
-No sé, hijito. Porque si te dan un programa, después haces campaña contra Alan y Lourdes, y yo quiero que ganen.
-Pues yo no. Porque Lourdes me vetó como candidato de su partido y Alan me botó de la televisión. No los quiero. Son mis enemigos.
-No seas rencoroso, hijito. Da cáncer. Aprende a perdonar.
-Que los perdone Dios, mamá. Es su oficio.
-¿Y entonces por quién vas a votar? ¿No me digas que por el viejonazo de Pedro Pablo?
-No, mamá. Ya está muy mayor. No es serio postular con casi setenta y ocho años. ¡Tiene la edad de Fujimori! ¡Nacieron en 1938!
-A mí me trata fatal en las sesiones de directorio. Cuando le digo que algún día serás presidente, se ríe en mi cara, no sabes cómo se burla. Es bien cruel. Y no te quiere nada, Jaimín.
-Yo sé, mamá. Y además, ¿qué hace sentado en el directorio de la minera familiar? ¿Por qué el tío Bobby lo nombró director? Porque Pedro Pablo usa la política para hacer grandes negocios. Es ministro, ayuda a sus amigotes, luego deja de ser ministro y sus amigotes le devuelven los favores. No me parece, pues.
-Por fin estamos de acuerdo en algo, Jaimín.
-Veo difícil que pase a la segunda vuelta. Fue la moda pituca hace cinco años, pero ahora la moda es Guzmán.
-¿Te gusta ese Guzmán?
-Sí, me cae bien. Pero no puedo votar por él.
-¿Por qué, hijito? ¿Qué te ha hecho?
-Votó por Humala. Y fue funcionario del gobierno de Humala. Imposible que vote por él. Todos los que votaron por Humala, todos, sin excepción, son mis enemigos, y así moriremos.
-Ay, hijito, me gusta que hables así, ya pareces de La Obra. ¿Y de Acuña, qué piensas?
-Me cae bien. Es un ganador, un hombre de éxito. Tiene más plata que tú y yo juntos.
-Tendrá más plata que tú. ¡Conmigo no lo compares, por favor! ¡No me lo iguales tanto a ese cholo mañoso!
-Es mañoso, sí, pero los buenos políticos son todos mañosos. Y la gente se olvida de que tiene una carrera política respetable.
-No digas huevadas, pues, hijito. ¡Nada de respetable!
-Mamá: Acuña fue aliado de Castañeda el 2000, fue aliado de Lourdes el 2001, lanzó a mi amigo Amprimo el 2006, y fue aliado de Pedro Pablo el 2011. Es un empresario de derecha. Sabe hacer dinero, sabe crear riqueza.
-¡Pero plagia todo, hijito! ¡Estás desinformado!
-Bueno, ya, plagió, pero al menos terminó la universidad. Y en Madrid. ¡A mí me botaron de Estudios Generales, mamá!
-Por marihuanero, pues, Jaimín. Por drogón. Por vago. Por ateo. Bien botado. ¿O sea que vas a votar por Acuña?
-No. No voy a votar por él. Pero lo veo con simpatía. Me cae bien. Ojalá el Perú tuviera más provincianos ganadores como él. Pero no pienso apoyarlo. De hecho, no sé si en esta elección, viviendo fuera del Perú, me conviene decir por quién voy a votar. Para serte franco, mamá, ni siquiera sé si ese domingo voy a levantarme temprano para ir a votar.
-Si serás ocioso, hijito. ¡Claro que tienes que ir a votar! ¡Desahuévate! ¡Eres peruano, no gringo! ¡Es tu deber votar!
-No me regañes, mamá. Pero después los periódicos de izquierda me insultan. Me llaman mercenario, sicario, vendido a la derecha, títere de las mineras, esas cosas.
-¿Y a ti qué te importa, Jaimín? Tú queda tranquilo con tu conciencia, no les hagas caso a esos mamertos de la izquierda, que te envidian porque son unos pobretones.
-La otra vez voté por Keiko porque es mi amiga, me cae bien, es seria, me inspira confianza, y la apoyé en mi columna de Perú21, y cuando pasó a la segunda vuelta me llamaron desesperados los del canal 4 y me rogaron que hiciera un programa para parar a Humala, ¿te acuerdas?
-Como si fuera ayer, hijito. Y te aconsejé que vinieras a Lima a hacer el programa, y no me hiciste caso y fuiste un gran huevón y, como hiciste el programa en Miami, fracasaste, y por tu culpa ganó Humala.
-¿Tú crees que si hacía el programa en Lima perdía Humala?
-Claro, hijito, no creo, ¡estoy segura! ¡Por tu culpa perdió Keiko! Tienes que venir y hacer tu programa acá y apoyar a Alan, pues.
-Imposible, mamá. Ya no me quieren en el 4 ni en el 2. No quieren que el público recuerde que hice una campaña apasionada contra Humala. Perdí, sí. Como perdí el 90 apoyando a Vargas Llosa. Como perdí el 2001 jugándome contra Toledo. Bueno, pues, a veces se gana, a veces se pierde. Pero no lo hice por plata, mamá. Me duele que me llamen mercenario.
-Yo sé que no lo hiciste por plata, hijito. Lo sé porque la plata me la pides a mí, no al canal 4. ¿Y entonces por quién vas a votar?
-No lo sé, mamá. Ni siquiera sé si voy a ir a votar. Estoy desencantado del Perú.
-Si no vas a votar, ¡te desheredo! ¡Desahuévate y anda a votar por Alan!
-Por Alan, ni loco. Antes voto por Barnechea.
-¿Pero por qué odias a Alan, si él apoya a los narcos y tú eres marihuanero?
-Era. Ya no fumo, mamá. Estoy muy tío.
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