22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

Hoy más que nunca, nuestra patria necesita grandes dosis de ética y moral. La OEA acaba de informar que somos el segundo país en homicidios en América Latina, después de Honduras. Tomemos conciencia de que la psicopatía –la peor patología humana– nos está invadiendo.

Carmen González,Opina.21
c.gonzalez@ceprovi.org

El psicópata no diferencia lo bueno de lo malo, no siente culpa; considera como bueno aquello que le conviene. Fujimori en el juicio gritó: “¡Soy inocente!”, prueba de que no siente culpa ni dolor por los daños causados, los que volvería a causar, si pudiera. Indultarlo equivale a enseñar al pueblo que se puede dar libertad a un criminal de lesa humanidad si le conviene al poder. No importa que no se arrepienta, que no haya devuelto los huesos de los asesinados ni el dinero robado ni la reparación fijada por los jueces. La pena no revive a los muertos pero reconoce que el crimen existió: repara simbólicamente el daño, enseña a respetar normas. El indulto sería complicidad con crímenes. Ollanta dijo a la CNN el día de su elección: “Únicamente le daría indulto si estuviera por morir”. Sabe que sus hijos y los nuestros necesitan que los líderes den ejemplo de ética y moral en esta patria donde hijas matan a sus madres y se asesinan las leyes por cálculos políticos y billete. Después, ¡qué les vamos a enseñar a nuestros hijos!


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