23.ABR Martes, 2024
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Opinión

Luciana (45) está muy angustiada. Su hijo Lucas, de 15 años, le ha confesado que le gustan los varones.

Carmen González,Opina.21
c.gonzalez@infonegocio.net.pe

Dice que es un chico ‘noble y obediente’, que no conoció a su padre. En el colegio tuvo una buena conducta y su aprovechamiento fue regular. Nunca tuvo amigos. “Siempre estuvo pegado a mí”, dice la madre.

¿Cómo es eso de ‘pegado’? “Él duerme conmigo desde siempre. De pequeño no podía dormir si no lo acariciaba. Y así se ha quedado.”

Cuando converso con Lucas me dice que más o menos hace 10 años le gustaba destapar a su mamá –mientras ella dormía– para mirarla y, una que otra vez, se animaba a tocarle la pierna despacito. Tenía miedo de que ella se despertara. También le gustaba mirar a su hermana mayor cuando esta se cambiaba. Pero que ahora ya no le gusta hacerlo. “Será porque ahora me gustan ellos”, dice sonriendo.

Cuenta, asimismo, que cuando él tenía 7 años, su mamá trajo a un novio a la casa y él sentía que lo odiaba. Que lloraba solo. Que cuando su mamá sale, ya no le interesa.

El papá es el separador entre la madre y el niño –quien ve a esta como un objeto de amor–. No habiendo padre, la cercanía excesiva con la madre resulta tan amenazante que muchos escapan del temor al incesto yendo a la homosexualidad, que resulta más aceptable.


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