Por Liz Saldaña (lsaldana@peru21.com)
El reconocido productor de televisión y director de teatro Efraín Aguilar considera que existe un ‘boom’ del teatro, aunque reconoce que aún no hay una demanda explosiva que llene de gente las salas en nuestro país.
Durante años has apostado por hacer teatro, y hoy la cartelera ha crecido. ¿Crees que hay un ‘boom’ del teatro en el Perú?
Yo sí creo. Es el ‘boom’ desde el punto de la empresa privada. Por eso felicito a los que han reactivado el teatro Luigi Pirandello, el teatro La Plaza, la Asociación Cultural Preludio con Denisse Dibós, entre otros. Esos son esfuerzos individuales donde es grato sentirse reflejado. La lucha de Denisse o la de Osvaldo Cattone es mi lucha y yo la de ellos. Todo sale de nuestros bolsillos, aun cuando tengamos la oposición de nuestras esposas (risas).
¿Por qué crees que hay un resurgimiento del teatro?
Se debe a las nuevas corrientes juveniles. Hay muchos directores jóvenes con ganas de hacer teatro, y reconozco esa tenacidad. Todo esfuerzo vale la pena, mi vida está dedicada al teatro.
¿Crees que los unipersonales han ayudado a acercar al público al teatro?
Ellos también tienen su mérito en el ‘boom’ del teatro. Todas las manifestaciones teatrales que convoquen público a las salas son buenas. Y ojalá se siga haciendo, porque no hay peor cosa que la que no se hace. De allí (unipersonales) han salido figuras que destacan por su capacidad de improvisación y su talento creativo.
Pero hay personajes que sin ser actores incursionaron en los unipersonales. ¿Qué te parece?
Está perfecto. Si hay respuesta del público, está bien. Ojalá haya más gente que los emule e inicie el ‘boom’ de los unipersonales.
¿Se puede vivir solo del teatro?
Ahora sí, aunque somos muy pocos los que podemos vivir del teatro. También está Osvaldo Cattone, que se da el lujo de rechazar ofertas de televisión. Pero no tenemos una demanda explosiva. Envidio las plazas de teatro como las de Madrid o Buenos Aires.
Entonces, ¿qué nos falta?
Que la frivolidad no les quite protagonismo a cosas trascendentales. Para los medios es más importante la vida privada de los artistas. Se ha formado la cultura de la sangre, de la figura femenina y de la exposición de la vida privada. Eso es lo que vende en nuestro país. Es difícil salir del círculo vicioso, que ojalá se transforme en un círculo virtuoso.
Sin embargo, ¿crees que hemos dado un paso para crear una industria teatral?
Creo que estamos recuperando el protagonismo que hace muchos años tenía el Perú. En los años 60, Lima era la plaza de los primeros estrenos teatrales. Después venían Buenos Aires y Santiago de Chile. Había 40 grupos de teatro. Ojalá recuperemos terreno, pero no será por esfuerzo de los viejos, sino de los jóvenes.
¿Consideras que el Estado debe involucrarse más?
Por supuesto. El Estado puede intervenir dando un presupuesto a través del Ministerio de Educación, contratando profesores de teatro, música, ballet, pintura, que comiencen a involucrar a los jóvenes en la formación de la sensibilidad espiritual para que tengan una conexión con la cultura y con el arte. La obligación del Estado es conectarlos con el arte; eso es tan importante como saber escribir. Los seres sin sensibilidad no llegan a ser líderes nunca, porque caudillo es cualquiera.
El café-teatro ha desaparecido en nuestro país. ¿Por qué?
El café-teatro surge para subsistir, porque luego de la dictadura de Velasco Alvarado la gente dejó de ir al teatro. Con el café-teatro se fue a lo fácil, lo grotesco, lo frívolo. Yo lo hice, pero eso no alimentaba la cultura; solo buscaba divertir con el abuso de la grosería, el travestismo, el teatro racista y xenofóbico.
Entonces, ¿no volverías a hacer café-teatro?
Si hay hambre, sí. Para subsistir uno tiene que hacer de todo (risas).
¿Podemos hacer una clasificación del teatro ligero y del teatro serio?
Todos los que hacen teatro merecen el aplauso. No hay mal teatro. El calificativo lo ponen el público o los críticos que han ido a verlo. No hay que estereotipar al teatro.
¿Y qué género prefieres hacer?
Yo hago comedia, aunque hicimos también drama con la obra Marat-Sade, pero no tuvo mucha aceptación. Esa fue la última obra que hizo el actor Aristóteles Picho, quien falleció meses después.
¿Tú, que conoces al público, crees que la gente prefiere la comedia al drama?
Sí, la comedia tiene mayor aceptación. Es el género que quizás capta más rápido a la persona que nunca ha ido al teatro. Lo que pasa es que los peruanos somos más dicharacheros. Las obras clásicas no entusiasman mucho a los espectadores.
¿Hay argolla en el teatro?
No. Eso hablan los que están afuera. Cuando una empresa confía en un grupo de actores, que se va haciendo partícipe de hacer buen teatro, yo lo llamo grupo de trabajo. ¿Cómo se rompe eso? Formando más empresas y más grupos de teatro. Creando argollitas como ‘cancha’, y ojalá haya 50 mil argollas. No hay que ser celoso.
¿Cómo ves a nuestro teatro dentro de diez años?
Con buen futuro. El teatro es una cuestión de ‘realimentación’. Estamos saliendo de una época en que no se veía teatro y no teníamos qué imitar. Es como una bola de nieve: si no hay inicio, no tendremos la gran avalancha. Poco a poco, estamos haciendo nuestra bola de nieve, y en diez años ojalá tengamos salas llenas de público, y ojalá tenga vida para verlo.
¿A quiénes pedirías que apoyen al teatro?
Creo que ahora les toca a las regiones que tienen mucho dinero y no saben en qué gastar. Espero que fomenten la cultura en sus propias regiones. Que haya 23 grupos de teatro provincial; así veríamos grandes montajes en todo el país. Lima no tiene por qué cargar la mochila sola.
AUTOFICHA
■ “Nací el 16 de diciembre de 1944, cumpliré 70 años. Tengo 37 años de casado y tres hijos hombres. En mi carrera creo que todavía no he hecho la mejor obra de teatro, aunque me gustó mucho hacer Marat-Sade”.
■ “En el Teatro Canout estamos estrenando Aprenda cómo ser infiel, una obra de Ray Clooney. Mi próximo proyecto en televisión es la serie Besas o no besas, que presentaré a América TV”.
■ “La serie Al fondo hay sitio no tiene fecha de vencimiento. Es un producto con mucha demanda. Entonces, ¿cómo lo vas a sacar del mercado? Es imposible y absurdo. Los gerentes de América TV piensan lo mismo”.
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