El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) acaba de lanzar un estudio que arroja muchas luces sobre el panorama político actual. Se trata de un esfuerzo por descubrir quiénes componen la base de la pirámide (BDP) en el Perú: cómo viven los peruanos que ganan máximo 10 dólares diarios, cómo han cambiado sus patrones de consumo después de diez años de crecimiento sostenido.
El estudio tiene datos reveladores. Empecemos por los más simples: la BDP está conformada por 19 millones de peruanos, que representan el 62% de la población y gastan anualmente 33% más que en el 2000.
Viven en áreas urbanas (66%), cuentan con servicios de agua potable (93%), luz (98%) , desagüe (90%). La mayoría de los jefes del hogar trabaja por cuenta propia (58%), solo 10% trabaja para el Estado y el 23% lo hace para empresas privadas.
Así, de plano descubrimos que aquello que muchos llaman simplemente “pobres” es una población pujante, cuyos niveles de vida han mejorado y cuyos patrones de consumo se han sofisticado.
El 32% tiene cable, el 43% computadora, el 95% usa celular (prepago sin Internet). El 48% de los jefes del hogar tiene secundaria completa, el 19.5% superior técnica, el 16.5% universitaria. La mayoría de ellos están dispuestos a invertir en educación de calidad para sus hijos y el 55% vive en viviendas propias formales. Sin embargo, los datos que mejor dibujan a este peruano son que el 71% cree que su calidad de vida ha mejorado, y el 80% confía en que seguirá mejorando.
Es decir, se trata de personas optimistas, que miran al futuro con esperanza porque saben que dependen de ellos mismos. Son, como señala el BID, ciudadanos que demandan servicios, productos, ¿alguien dijo candidatos?, y que no encuentran ofertas.
Y no, no son de una raza distinta. Son los nuevos peruanos, protagonistas y héroes de su propia historia que solo quieren que los dejen ser y hacer.
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