Enrique Castillo,Opina.21
Además, el pésimo manejo político hizo que el gabinete Cornejo haya logrado un lugar único en la historia: ser el único gabinete rechazado dos veces en una misma noche.
El impacto de este golpe ha sido muy fuerte, y por más que el gabinete Cornejo reciba el voto de confianza, será un gabinete débil, sin autoridad, sin capacidad de convocatoria y presa fácil de cualquier crisis.
Obtener el voto de confianza hoy será solo una solución de muy corto plazo, una victoria pírrica del Ejecutivo (incapaz de escuchar la calle), sino entiende de una vez por todas que debe corregir con urgencia muchas actitudes y decisiones, para ofrecerle a la población las soluciones que ella espera, a problemas que desesperan (inseguridad) o que ya preocupan (economía).
No se trata, como dice curiosamente la CONFIEP –que solo hace un mes y medio hablaba de hechos que afectaban la confianza empresarial, alteraban el clima de inversiones o generaban una sensación de discordia y división entre peruanos (¿ya se solucionaron?– de temas superfluos . ¿Es superflua la desinstitucionalización del país, el malestar de la población por el aumento de los ministros, la desaceleración de la economía, la crisis educativa, o la amenaza del uso de los recursos públicos en campaña política?
Tuvimos razón quienes pensábamos que el Gobierno debía hacer algún tipo de gesto o cambio –una declaración sobre el sueldo mínimo, cambiar uno o dos ministros– antes de ir al Congreso.
No la tenían los que nos llamaron exagerados, quienes sostenían que era mejor ser rechazados por el Congreso que dar una señal de autocrítica y humildad antes.
El daño ha sido muy grande, y la percepción de incapacidad, desinstitucionalización, arrogancia e improvisación es mucho mayor ahora.
El gobierno tiene que aprender de esta lección.
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