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"García Márquez,su mujer y yo somos como una familia"

“Yo, cuando estoy con sabios, me callo y paro la oreja, así me entero de cosas lindísimas”, nos dice Tania Libertad, amiga de Vargas Llosa y García Márquez.

Foto: Rodrigo Málaga.
Foto: Rodrigo Málaga.

Tania Libertad,Cantante
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

Tania Libertad es una de nuestras más grandes voces y vino hace poco a cantarle al caballo de paso peruano. Pero sus intereses han trascendido el mundo de la música y se ampliaron a la literatura, a la cultura. Aquí, una muestra de su sensibilidad (y de sus amistades).

Siempre has estado vinculada con el mundo de la cultura…
Fue el destino. Yo no lo busqué. En 1970, hace 43 años, gané el Festival de Chiclayo con Tu voz, un poema de Juan Gonzalo Rose. Tuve que traer el premio de Juan Gonzalo de Chiclayo a Lima. Entonces, él decidió ‘adoptarme’, me llevó a su mundo, a reuniones con poetas y con gente dedicada a la cultura. Empecé a frecuentar estos círculos –todos éramos de izquierda– y quedé fascinada. Un poco antes había conocido a ‘Chabuca’ Granda…

Otra gran amiga de poetas…
Así es. ‘Chabuca’ encabezaba el movimiento de poetas que hacía letras para canciones populares (Corcuera, Calvo, Naranjo). Como dicen, yo caí en blandito, y de la mano de ‘Chabuca’ y Juan Gonzalo, nada menos…

Hacían mucha bohemia…
Imagínate lo que eran esas noches de bohemia, con ‘Chabuca’ siempre presente, quien era nuestra diosa. Cuando ella hablaba, nadie se atrevía a cortarla.

Eran noches bien vividas; ¿también bien bebidas?
Yo no bebía, fíjate. Mi padre era un hombre muy duro, casi, casi un dictador… y yo era su única hija mujer. Pero me rebelé, me fui de casa, me escapé 15 días y, al regresar, puse mis condiciones. Allí empecé a beber un poquito de vino, a quedarme un ratito más en las reuniones.

¿Te galanteaban mucho?
(Ríe). Sí, pero con una galantería maravillosa, muy tiernamente. Me decían cosas muy lindas, pero también me cuidaban, me veían como la pequeñita del grupo. ¿Sin dobles intenciones? (Piensa, ríe). Abrazos hubo (risas).

Y hacían mucha política…
Claro, Velasco estaba en el poder, había mucho intercambio cultural con Cuba, pero yo era bien ingenua, pensaba que los 80 partidos de izquierda se querían mucho, y no era así. Yo me llevaba bien con todos: un día cantaba en la Embajada de Rusia y, al día siguiente, interpretaba el himno de China (ríe). Por esto me empezaron a decir de todo, por ejemplo, “rabanita”: roja por fuera, blanca por dentro (risas).

¿La política te perjudicó?
Me cerró algunos espacios donde cantar, pero nunca fui una perseguida política, nunca intentaron meterme a la cárcel.

¿Sigues siendo de izquierda?
Por supuesto. Como bien, bebo bien y vivo bien, pero tengo mis ideales, esto se refleja en mi repertorio. ¿Acá me dirían caviar? (Ríe) Sigo creyendo que hay mucha de-sigualdad, pero todos debemos jalar para que el país salga adelante.

¿Cuánto ha cambiado el mundo para que, de cantar en sindicatos, ahora lo hagas en Asia?
Discriminar escenarios es lo peor que puede hacer un artista. He cantado para gente muy adinerada, muy poderosa, y mi repertorio siempre fue el mismo: Silvio Rodríguez, ‘Chabuca’, Violeta Parra; a los ricos les doy un mensaje a la conciencia, de eso se trata.

¿La poesía o la música?
Las dos cosas. Mi casa está llena de libros y de discos. Ahora leo una antología de poesía peruana del siglo XX y no sabes cuánto me regocijo con Blanca Varela, ¡qué bárbara!

Eres muy amiga de Gabriel García Márquez…
Él, su mujer y yo somos como familia. Nos reunimos todas las semanas pues sus hijos viven fuera de México. Es más, ellos nos han encargado a los ‘Gabos’. Así les decimos a ‘Gabo’ y a su esposa.

¿Cómo está García Márquez?
Feliz. Comparte con nosotros momentos muy lindos, sigue bailando precioso, se viste como un dandy, le encanta salir; si no tiene fiesta se aburre, se las tenemos que estar organizando (risas).

¿Cómo está de salud?
Muy bien. Está cansado para escribir, pero está en su derecho de hacer lo que le da la gana. ¿Lúcido? Está atento a nosotros, no habla mucho, pero cuando lo hace dice cosas muy chistosas. Por su sentido del humor me recuerda mucho a Juan Gonzalo Rose.

¿Con quién has tenido tus mejores tertulias: con Juan Gonzalo, con Benedetti o con ‘Gabo’?
(Ríe). Con todos. No has mencionado a César Calvo, un bandido. Antonio Cisneros y Alfredo Bryce también fueron mis amigos, pero Juan Gonzalo era una verdadera fiesta. Monsiváis era otro gran conversador, y lo mismo pasa con Álvaro Mutis. Yo adoro a los intelectuales con humor negro y sarcásticos, no me gustan los muy solemnes.

¿Cómo te llevas con Mario Vargas Llosa?
Muy bien, acabo de estar con él.

¿Te ha preguntado alguna vez por García Márquez?
Ese tema no se toca con ninguno (ríe). Estoy entre dos amores (ríe), pero ‘Gabo’ es mi familia.

AUTOFICHA

- A Benedetti lo conocí en Lima, cuando huyó de Argentina. Igual a Mercedes Sosa y a Monsivais. Nos vimos poco, pero siempre nos sentimos grandes amigos.

- He frecuentado a Bryce, Calvo, Serrat, Mutis, Vargas Llosa, ‘Chabuca’… Juntarme con estos seres maravillosos fue una suerte del destino.

- García Márquez pidió conocerme. Llegué con una fila de libros para que me los firmara, y él llegó con una fila de mis discos para que yo hiciera lo mismo (ríe).


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