Desde que tienen uso de razón, Karla y Santiago han ido juntos de la mano a todas partes: a los cumpleaños, al cine, al zoológico, al colegio (desde la inicial hasta la secundaria) y a las discotecas. Ellos son primos, pero han crecido como hermanos.
A pesar de que, hace dos años, sus vidas emprendieron nuevos caminos –ingresaron a diferentes universidades–, ellos no pierden contacto. Si no se ven en el transcurso del día, están metidos en las redes sociales –a través de sus celulares–, por las que conversan durante horas. Ambos se conocen a la perfección.
En las últimas semanas, Santiago se ha dado cuenta de que ya no ve a Karla como cuando eran niños. Siente que le atrae físicamente y lucha todos los días para sacarse a la muchacha de su cabeza y, sobre todo, de su corazón.
Es tanta su preocupación que no llega a conciliar el sueño. En su pensamiento solo está la imagen de Karla y, así, fluyen todos los recuerdos y los momentos especiales que pasaron juntos.
Santiago siente que su vida no tiene sentido si no la llama apenas ‘abre los ojos’: es la primera voz que quiere escuchar en el día y la última en oír antes de acostarse.
En su desesperación, se ha visto obligado a contarle lo que le está sucediendo a su buen amigo Carlos, quien es de su entera y absoluta confianza.
“Karla y yo nos queremos mucho, pero lo que estoy sintiendo por ella es algo más fuerte. Me siento atraído por mi prima. Es más, creo que me estoy enamorando. Pero entre ella y yo nunca podrá pasar nada y no debe pasar nada”, le ha dicho con angustia.
Karla, por su parte, hace su vida como cualquier chica de su edad, sin tener el más mínimo conocimiento de todo el tormento que vive su querido primo. Sin embargo, se ha dado cuenta de que él está algo extraño. Pero, cuando le pregunta, Santiago solo responde: “Todo está bien”.
Él tiene miedo de revelarle estos sentimientos (que cree que son pecaminosos) a su madre y no sabe qué hacer.
“Si le confieso lo que me está ocurriendo, Karla jamás me lo perdonará. Ella me quiere como a un hermano. Siempre ha dicho que va a organizar mi fiesta de matrimonio cuando llegue el día y que será la madrina de mi primer hijo”, piensa y llora desconsoladamente en su cuarto mientras abraza su almohada.
¿QUÉ HACER?
Con respecto al tema, la psicóloga Nelly Canción, directora de la ONG Vida Mujer, sostiene que las personas que viven el mismo drama de Santiago solo están atravesando una etapa de confusión. Afirma que él debe aceptar su realidad pues tiene que ser consciente de que sus sentimientos no son correspondidos y que no se puede cegar ante la verdad: ella lo quiere únicamente como lo que es, un familiar.
Dice que Santiago debe pensar también que si decide declararse romperá esa relación de amistad y cariño que se cultivó durante toda una vida y que , además, podría ganarse el odio de las familias de ambos, lo que no es poca cosa.
TENGA EN CUENTA
- Las personas que atraviesen la misma situación de Santiago deben analizarse para ver si la falta de afecto las lleva a confundir sus sentimientos.
- No es necesaria la ayuda de un especialista para salir de este embrollo. Para eso se debe tener mucha fortaleza emocional. Si no la posee, acuda a un profesional.
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