Ahora que el incremento del tipo de cambio parece irreversible, resulta clave compartir con ustedes algunas reflexiones. Hace más de 30 años que el dólar forma parte de nuestra canasta de ahorro. En los ochenta, más del 85% de las transacciones se realizaban en esa moneda. El dólar se instaló en nuestra vida diaria para quedarse. Era el principal medio de ahorro, y se convirtió en un medio de pago, incluso en operaciones sencillas, como pagar un taxi. Asimismo, los precios de los autos y de las casas empezaron a publicitarse en dólares y aún hoy comparamos sus precios en esta moneda.
Esta fue la ruta de escape que elegimos para protegernos de una galopante inflación y un pésimo manejo de la economía que redujo la capacidad adquisitiva de nuestra moneda. Pasamos del inti al inti millón, hasta llegar al nuevo sol. Y así aprendimos la importancia de mantener una política monetaria sana e independiente de lo que el gobierno quisiera.
Dado que el dólar es parte de nuestras vidas, necesitamos entender que el valor de esta moneda depende de factores externos y debemos aprender a identificar las variables que lo afectan. La primera es la actividad económica de EE.UU. y su política monetaria. Así, podemos anticipar que un incremento en su tasa de interés atraerá capitales de todo el mundo porque es una economía cuya combinación riesgo-rentabilidad la hace atractiva. Eso hará que los capitales de países como Perú salgan y, en consecuencia, el tipo de cambio subirá. La segunda es sobre el precio de los bienes que exportamos. Si estos precios caen por la menor demanda internacional, como la de China, entonces también el dólar se irá al alza, dado que hay menos. Considere esto la próxima vez que deba tomar una decisión financiera.
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