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Opinión

Se calcula que el monto total de contratos de derivados hoy asciende a 692 miles de millones de dólares.

Ricardo Lago,Uso de la palabra
Economista y Asesor Financiero

La película “Inside Job” (2010) es buen documental de análisis sobre la crisis financiera del 2008. Es cierto que de óptica de izquierda, pero todo lo que se afirma se substancia con entrevistas y evidencia documental. En una parte trata de la insolvencia de la AIG, la mayor aseguradora del mundo, y de la decisión del Tesoro de los EE.UU. de nacionalizarla para evitar su quiebra.

En el discurso político, el Estado no podía dejar caer a una empresa de la que dependían las pólizas de vida, seguros médicos y rentas vitalicias de tantos ciudadanos. La realidad era que AIG se fue al garete no por dichas operaciones, sino por sus malas inversiones, y en particular por vender indiscriminadamente pólizas a bancos e inversionistas contra el impago de instrumentos financieros creados en torno a paquetes de hipoteca “sub prime” y bonos basura. Se conoce a estas pólizas con el nombre de Credit Default Swaps (CDS ) que consisten en que a cambio de una “prima”, el asegurador se compromete a pagar a los compradores del seguro el equivalente al rendimiento perdido de los instrumentos financieros referidos si estos caen en impago.

Los bancos de inversión habían comprado a AIG cantidades masivas de dicho seguro de impago , y por tanto, si la AIG quebraba también ellos. Uno de los más afectados era Golman Sachs, el banco de inversión con mejor reputación por entonces. En “Inside Job” se argumenta con la nacionalización de la AIG que el Secretario del Tesoro, Hank Paulson, en realidad salvaba de la quiebra a Goldman Sachs, banco del que había sido presidente muchos años.

En finanzas, los instrumentos como los CDS entran en la categoría de “derivados” en el sentido de que su precio o rendimiento se deriva o está en relación con el precio de otro activo al que se denomina “subyacente”. Son también derivados las opciones, de compra o venta, sobre acciones, tasas de interés y commodities –así como los contratos a futuro sobre éstos– y los swaps o permutas de créditos y bonos.

La crisis del 2008 fue en gran medida resultado del crecimiento rápido y prolongado, de contratos de derivados que hizo posible la toma de riesgos excesivos sobre la falsa base de que estaban asegurados.

Se calcula que el monto total de contratos de derivados hoy asciende a 692 miles de millones de dólares (fuente BIS) –casi diez veces el PBI mundial– ligeramente superior a los 683 mil millones de mediados del 2008. Claro que dicha cifra corresponde al valor “subyacente”; el riesgo crediticio es menor, pongamos 2%; pero aun así, la cifra resultante casi equivale al PBI de los EE.UU.


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