‘Maju’ Mantilla, Conductora de TV
Gonzalo Pajares
gpajares@peru21.com
Sorprendió su rápido regreso a la TV. ‘Maju’ Mantilla asegura que no lo hizo por miedo a ser desplazada sino porque Dos sapos, una reina, el programa que conduce, la relaja. Enterémonos de más en esta charla.
¿Eres consciente de que esa foto que te tomaste cuando estabas embarazada y tenías un chupón en la boca era muy sexy?
(Ríe). Sí, era una foto entre sexy y juguetona, mezclaba inocencia y seducción. Soy modelo, solo hice lo que sé hacer: posar. Me pidieron que no fuera tan angelical, que me pusiera seria, que fuera sexy.
¿Cuán sexy eres?
Toda mujer es sexy. Yo exploto mi sensualidad cuando estoy con mi esposo y, claro, hay días en que una quiere verse más sexy. Por ejemplo, cuando salgo con mi esposo me pongo algo apretadito, que me ciña el cuerpo, que haga que se vea mi figura, que me haga ver sensual… Hago esto con frecuencia.
Si yo fuera tu esposo, no te querría con vestidos apretaditos, sino desnuda…
(Ríe). Ah, bueno, pero cuando una sale no puede hacerlo desnuda. Y lo de la desnudez depende del momento: los vestidos apretaditos se ven sensuales… y mis fans, lamentablemente, tendrán que contentarse solo con eso (ríe).
¿La maternidad te ha hecho más guapa?
Muchos me dicen eso, que el embarazo me ha ayudado bastante, que me veo regia. Yo no he sido consciente de ello, pero reconozco que nunca descuidé mi imagen, mi trabajo depende de ella. Y, bueno, a los 10 días de dar a luz bajé 11 kilos.
¿En serio? ¿Qué hiciste? ¡Te cortaste una pierna!
(Ríe). Durante el embarazo subí 17 kilos: de 55 pasé a 72, y a los 10 días pesé 61. Hoy peso 59, tengo cuatro kilos de más, pero me siento bien, no quiero forzar nada.
En una edición anterior del Oscar, una actriz que recién había sido madre le agradeció sus nuevas ‘redondeces’ a su hijo…
Cuando tenía ocho meses de embarazo, yo me dije: Gracias, hijo (y ‘Maju’ se mira el pecho); gracias, hijo (y ‘Maju’ se mira el derrier); gracias, hijo (y ‘Maju’ se mira las piernas) (risas). Tenía que agradecer por todos mis nuevos lados, pero hoy me he chupado y me digo: ¡Dónde se fue todo! (risas).
¿Te cambió el carácter?
Al inicio, sí, cómo negarlo. Los dos primeros meses del embarazo sufrí bastante, bajé de peso y reaccionaba mal con mi esposo. Él llegaba a casa y yo empezaba a reclamarle cosas, le hacía escenas trágicas, le pedía más dedicación a mí. “Me voy hasta que te pase el berrinche”, me decía, y se iba. Regresaba y yo estaba otra vez feliz (ríe).
¿Estás haciendo bien tu tarea de madre?
Siempre estuve entusiasmada por la llegada de mi hijo. Leí mucho sobre cómo criar un bebé, pero a la hora de la verdad me costó: no sabía organizarme y estaba temerosa, pues hay que ser muy delicada con el niño. Pero la vida es increíble, muchas cosas vienen por instinto.
Sin duda, tus prioridades han cambiado…
Sí, antes no me preocupaba por el tiempo, y ahora, si salgo, quiero volver pronto a casa. Cuando mi esposo me invita a salir, yo escojo lo que menos tiempo me quite (ríe).
¿Ya tu hijo ocupó el espacio de tu esposo en la cama?
(Ríe). No. Y no lo he sacado del cuarto porque mi esposo me ayuda (risas). Hasta ha aprendido a botar el chanchito.
Imagino que cuando eran novios le dijiste: “Eres el hombre de mi vida”. Hoy, que eres madre, sabes que el hombre de tu vida es tu hijo…
(Ríe). Es verdad, mi esposo me dice: “Me has cambiado, quieres al niño más que a mí”, y yo le respondo que los quiero a los dos por igual, que a ambos los amo. Y está bien que sea así porque, por las leyes de la vida, los hijos se van y una se queda con el esposo.
Hablemos de la TV. ¿En verdad te gusta Dos sapos, una reina?
Sí. Es un magacín entretenido donde ponemos de todo un poco porque no queremos ser aburridos. Hablamos de la vida de los famosos, como chisme, pero no a lo grande, eso lo dejamos a otros programas. No me fijo en la competencia, nuestro formato es distinto.
¿Es verdad que estabas estresada y que por eso volviste pronto a la televisión?
Volví porque, primero, el programa no me quita mucho tiempo; segundo, ya ordené mis horarios y puedo atender bien a mi hijo; tercero, necesito un momento del día para relajarme, distraerme, estar conmigo. Hacer el programa me relaja, es mi terapia y hace que regrese a casa contenta para seguir con mi tarea de madre.
¿No tenías miedo de perder el programa, pasar por el ‘síndrome’ Sofía Franco-Karen Schwarz?
(Ríe). Por qué eres malo. No viví ningún síndrome porque, por un acuerdo con el canal, sabía que iba a volver. Igual, la televisión es inestable, nadie tiene seguro su puesto: una puede estar bien hoy y, mañana, ser otra la conductora.
AUTOFICHA
- Mi parto fue natural. Subí 17 kilos: de 55 pasé a 72, pero en 10 días bajé 11 kilos. Me falta bajar dos kilos más. Mis nuevas redondeces son gracias a mi hijo (ríe).
- Algunos dicen que Gustavito, mi hijo, se parece a mi papá. Los ojos celestes son de mi esposo, pero yo quiero que tenga cosas de los dos.
- Me gusta mucho la actuación. Ya estuve en Ana Cristina, pero quiero hacer el papel de alguien totalmente distinto a mí; algo que me rete, que me desafíe.
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