24.ABR Miércoles, 2024
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Opinión

Es verdad que la Policía puede y debe investigar lo que considere una posible amenaza para el Estado. Es verdad que una pieza artística puede tocar temas sensibles de la sociedad. Es verdad que la obra La cautiva no hace apología al terrorismo. Es verdad también que en nuestro país una obra de teatro jamás había tenido tanta cobertura mediática. Verdad es que no se podría asegurar que esa cobertura fue creada como cortina de humo. Todo es verdad. Pero lo que también es una gigantesca y triste verdad es que la calidad de nuestras autoridades es de una miseria monumental. Alcaldes ladrones, instituciones corruptas, presidentes regionales mafiosos, congresistas analfabetos y candidatos improvisados. Un ministro del Interior que prefiere dar show a la platea poniéndose boca a boca con un vejete rabioso defensor de senderistas, mientras que el Movadef infecta con odio a las universidades. Un ministro que usa Twitter para insultar y poner chapas, mientras que el procurador antiterrorismo Julio Galindo anuncia con orgullo que denunciará un espectáculo que no ha visto, pero “que le han dicho” es proterrorista. Un ministro teatrero que parece confirmar con estilo criollo, populachero y escolar que es una gran verdad cuando dicen que la “inteligencia militar” es una contradicción.


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