Guido Lombardi,Opina.21
glombardi@peru21.com
No es con más propuestas y “agendas comunes” como se van a resolver los problemas más acuciantes del país. Se requiere un liderazgo firme y con una visión clara de los objetivos que se quieren alcanzar; con metas cuantificables y precisas que puedan ser evaluadas por la opinión pública. Y esa es una responsabilidad que le corresponde al Gobierno y no a la oposición.
No se trata de descalificar la actitud dialogante del señor Jiménez. Pero no se puede evitar la sensación de que el primer objetivo de la convocatoria ha sido obtener un respiro y algo de tiempo mientras campean el desgobierno, la corrupción y la conflictividad social. Si a esa situación se le añade que las principales propuestas giran –hasta hoy– en torno a la reforma política (bicameralidad, financiación pública de los partidos, eliminación del voto preferencial), por legítimas y necesarias que puedan parecer, la percepción ciudadana es que los dialogantes están pensando en sus propios intereses y no en los de la ciudadanía, que clama más bien por seguridad, orden y estabilidad.
Es posible que durante algunas semanas se mantenga esta actitud de relativa cordialidad. Pero bastará el inicio del proceso de elecciones regionales y municipales para que veamos reaparecer el clima de confrontación que ha venido afectando la legitimidad democrática.
Acuerdos hay, basta con darles una mirada a las políticas de Estado surgidas del Acuerdo Nacional. Lo que hace falta en quienes ejercen un cierto liderazgo es comprometerse con ellos y darles continuidad en el tiempo.
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