Ocurre en muchos países, pero en el nuestro adquiere una prevalencia más extendida. Nos referimos a la poca credibilidad que muchos políticos se han ganado a punche de intereses ocultos, mentiras y cinismo para alcanzar sus propósitos. A tal punto de que ya se ha convertido en un sentido común la frase “es un buen político” como sinónimo de palabreo, audacia y falta de escrúpulos. Los nuevos aprenden de los viejos rápidamente “En política no hay que ser ingenuo” y “La plata llega sola” (Alan García), “No soy un caído del palto” (Fujimori), “Se dice que fui el milagro económico peruano” (Toledo), “Nunca apliqué el Manual EP 41-7” (Humala). “Están muy bien” (ejem.).
1) ¿Será verdad que cuando PPK declaró al The Economist “Yo creo que es el momento de ver el tema (indulto)”, no estaba pensando en la coyuntura política como dejó entrever? Y que la respuesta de Keiko: “Usted dice que el indulto no se mezcla con la política. Estoy de acuerdo con usted”. ¿Cree en eso? ¿O es que los dos saben muy bien qué es lo que está en juego pero no lo pueden admitir?
2) Cuando el vocero de la bancada fujimorista afirma que el ministro Thorne renunció por las puras porque la bancada de FP no lo iba a censurar, ¿usted le cree? ¿Y que la decisión de no censurar a Basombrío se hubiera mantenido aunque Thorne hubiera conseguido la confianza solicitada?
3) El 13 de noviembre de 2000, diciendo que volaba hacia la Cumbre de Brunéi, el todavía presidente Fujimori, llevándose las maletas con videos comprometedores que estaban escondidas en la casa de la esposa de Montesinos, se fugó al Japón. Y desde allí, vía fax, mandó una carta a Valentín Paniagua, elegido ya como presidente del Parlamento, donde decía que renunciaba al cargo “porque no puedo gobernar con el Congreso controlado por la oposición”. ¿Dijo la verdad?
4).- Cinco años después, retenido en Chile, postuló al Senado japonés.
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