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Opinión

Tuve la suerte de conversar con Héctor Vargas Haya, conocido investigador de los procesos de corrupción de los últimos 50 años. Tiene numerosas obras publicadas al respecto. Siempre es citado por quienes hablan o escriben acerca de este flagelo que corroe la moral pública en nuestro país.

Fue presidente de la Cámara de Diputados durante el primer gobierno de Alan García, renunció a su partido, decepcionado, años después. Conoce al detalle cómo la corrupción se instaló en ese gobierno.

Cuenta de la corrupción en torno al Certificado de Exportación (Certex), bono a favor de los falsos exportadores que estafaban al Estado. Narra cómo se enriquecieron los funcionarios apristas mal usando los dólares MUC (al igual que en el gobierno de Maduro), las grandes coimas en el tren eléctrico, los Mirages, etc. Su frase: “Si Haya hubiera visto todo esto, de vergüenza se volvía a morir”.

Recuerda que en 1995, encontrándose el ex presidente asilado en Colombia, antes de vivir en París, se le iniciaron juicios en nuestro país por haber recibido pago de comisiones que sumaron US$1’840,000 y que fueron abonadas en dos cuentas cifradas del Barclay Bank del Gran Caimán el 12 de octubre de 1989 y el 4 de agosto de 1990. Pero estos juicios quedaron en la nada al haberse declarado prescritas las acusaciones y, tranquilo, pudo regresar al país para las elecciones de 2001.

Por lo que Vargas Haya recomienda: “1°) Cambiar el inciso 13 del Art. 139 de la Constitución, ya que prohíbe revivir procesos fenecidos con resolución ejecutoriada, considerando en estos también a la PRESCRIPCIÓN. Lo que no debería considerarse está en graves casos de CORRUPCIÓN. 2°) Modificar el artículo 80 del Código Penal, considerando la IMPRESCRIPTIBILIDAD del delito en caso de corrupción contra el Estado”.


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