Imagínate viviendo toda tu vida en muletas o en silla de ruedas. Imagínate que alguien estacionó “solo un ratito” su carro sobre la vereda, justo donde tienes que pasar. Imagina que vas en silla de ruedas por la vereda y alguien puso su puesto de emoliente sobre la rampa de la vereda. Imagínate ser invidente y no poder avanzar en línea recta porque uno o varios no respetaron la luz ámbar del semáforo y, por eso, la luz roja los cogió justo sobre el crucero peatonal. Imagínate todos los días de tu vida en silla de ruedas y no tener otra opción que movilizarte en transporte público. ¿Qué harías? Nada. No podrías hacer nada, solo tragarte la impotencia y aguantar que los buses aceleren frente a ti, porque para el transporte público un discapacitado es tan repelente como un escolar o una mascota. Ahora que ya lo imaginaste, te propongo una cosa. Si eres de los que usan las redes sociales con frecuencia y pasión, sería bueno recordar que los discapacitados también sufren discriminación. Sé que denunciar el maltrato a los discapacitados no es tan ‘cool’ como opinar en Twitter o Facebook contra la ‘TV basura’, la ‘Paisana Jacinta’ o la unión civil, pero será muy útil para las personas que viven día a día combatiendo en silencio nuestra cómplice indiferencia. Comparte esta idea.
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