26.NOV Martes, 2024
Lima
Última actualización 08:39 pm
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Opinión

I ntensidad. Palabra de moda que quizá sea la que más escuchamos en el fútbol moderno. La pregunta es ¿a qué nos referimos con esto? A mí me gusta graficar con ejemplos claros para que ustedes, amigos lectores, entiendan perfectamente este aspecto tan primordial en este deporte. Acabamos de ver tres partidos entre Barcelona y Atlético de Madrid, uno por liga y dos por Copa del Rey, donde justamente resaltó la intensidad del juego. Primero me referiré al Atlético, equipo que, básicamente, propone sus partidos desde esa óptica. El campeón español reduce espacios para defender, no deja jugar al rival, lleva el partido al límite del reglamento y, a partir de esto, contraataca y hace daño al rival. Además, también puede esperar una jugada de táctica fija, que es donde mejor le va. Todo esto con un trabajo increíble que impuso Diego Simeone y que llevó al plantel al éxito. Ahora, la línea entre dicha ‘intensidad’ y jugar fuera del reglamento es muy delgada. Y esto lo vimos en el partido de vuelta de la Copa del Rey, donde el Atlético se pasó de revoluciones en su intento por remontar la serie y apeló a una violencia desmedida. ¿Resultado? Dos expulsados y la eliminación. En el otro lado, el Barcelona. A todos nos queda en la retina el equipo dirigido por Josep Guardiola, posiblemente el mejor de la historia. Luis Enrique, el actual técnico, ha intentado desde su llegada dotar a los azulgranas de la intensidad que habían perdido. No olvidemos que esto, en el Barza, significaba recuperar el balón lo más rápido posible. Cuando lo tenían, el rival debía correr mucho para quitárselo. Después de muchos errores, Luis parece haber encontrado el equipo base. Este Barcelona no tiene el juego tan vistoso como el de Guardiola, pero sí ha recuperado la intensidad para robar el balón y un juego más directo y efectivo que le está dando buenos réditos. Aquí tenemos dos equipos que juegan con intensidad. Uno, como el Atlético, basa su juego en esta premisa, incluso para atacar; el otro, como el Barza, utiliza la intensidad para recuperar el balón y luego, con la posesión, se ‘enfría’ para hacer daño con sus extraordinarias individualidades. Estoy convencido de que esta característica, la intensidad, es primordial en el fútbol moderno, pero cuidado cuando el grupo no es inteligente para desarrollar la tarea. Entonces, pasa lo que sucedió con el Atlético en su último duelo con Barcelona. Una pregunta para el final: ¿en el Perú se juega con intensidad? No, definitivamente no, pero esto lo veremos en otra columna donde explicaremos por qué no podemos ser intensos en el juego.


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