25.NOV Lunes, 2024
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Opinión

Semanas atrás les comentaba que el fútbol es de momentos, en referencia a las últimas actuaciones del Real Madrid. Ahora, en el lado opuesto, encontramos al Barcelona, un equipo que había entrado en crisis de resultados y de funcionamiento, al punto que se hablaba de la ‘inminente salida’ de Luis Enrique. Paradójicamente, luego de la derrota frente al Celta, los catalanes empezaron a ganar y a recuperar el espíritu de equipo que habían perdido. Dos cosas se juntaron para ello. La primera, que los jugadores se reunieron en privado y hablaron con absoluta libertad de la situación. Luego vino la segunda parte: los capitanes del equipo se acercaron al técnico y le comentaron todas las inquietudes que tenían. Aparentemente, el punto central de todo lo que se habló tenía que ver con la necesidad de definir un equipo base, algo que hasta ese momento Luis Enrique no había podido plasmar. Aunque él lo niegue –no tiene por qué hacerlo–, la pista de despegue se allanó cuando encontró el equipo base. A partir de allí, las rotaciones fueron mínimas y el Barcelona fue recortando terreno hasta alcanzar el primer lugar, lo que vino a la par de la caída del Real Madrid. Algunos dirán que el técnico cedió ante la exigencia de los jugadores, pero yo no lo veo así; más bien, Luis Enrique fue inteligente y rectificó al darse cuenta de los errores que estaba cometiendo. Vengan de donde vengan, hay que escuchar las sugerencias. Al final, el entrenador realiza su propio análisis y decide. En este caso, Luis Enrique hizo prevalecer el interés del equipo sobre su posición personal. Ahora estamos viendo al mejor Barcelona en mucho tiempo. Aún está muy lejos del equipo que dirigió Guardiola, porque eso es muy difícil de repetir, pero esta versión está defendiendo mejor y tiene a Messi, Neymar y Suárez en excelente nivel. Ya queremos ver el clásico del próximo 22 de marzo, donde posiblemente se defina el campeonato español. Antes de ello, Barcelona recibirá este miércoles al Manchester City por el pase a cuartos de la Champions. Tiene ventaja porque ganó 2-1 en la ida, pero no olvidemos que enfrenta a uno de los mejores equipos del mundo. Y ya que hablamos de la Liga de Campeones, vimos con sorpresa la eliminación del Chelsea ante el PSG. El equipo de Londres tenía todo a favor, sobre todo tras la injusta expulsión de Ibrahimovic, pero su actitud timorata lo llevó al 2-2 que clasificó a los franceses. Cada vez me convenzo más que ese fútbol mezquino que practicó el Chelsea no da réditos. No es casualidad que aquellos equipos con un fútbol más elaborado sean los que están logrando los mejores resultados.


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