El 24 de noviembre de 1988, el corresponsal de la revista Caretas en la provincia de Huanta, Ayacucho, fue asesinado por efectivos del Ejército asentados en el cuartel de Castropampa. Este crimen conmovió a la opinión pública nacional, no solo por tratarse de un joven periodista, sino también por la cruel forma en que lo mataron.
Después de haber obtenido el permiso solicitado por dicho cuartel para acceder al lugar donde había sido asesinado un poblador y reportar la noticia a su revista, Hugo Bustíos y su acompañante, que viajaban en una motocicleta, fueron emboscados por una patrulla militar salida del mismo cuartel poco después.
Los dos fueron heridos, pero su acompañante logró esconderse y vio cómo un soldado, conocido como ‘Ojo de Gato’, colocó un artefacto explosivo que despedazó el cuerpo sangrante de Bustíos.
El objetivo estaba claro: echar la culpa a los terroristas de la muerte de un periodista incómodo para los militares de Castropampa.
Luego de un prolongado juicio y con el testimonio del acompañante del periodista, fueron sentenciados ‘Ojo de Gato’ y el comandante EP La Vera Hernández, por entonces jefe militar del cuartel mencionado.
Estando en prisión, La Vera Hernández declaró que el planificador de la emboscada había sido el jefe del área de Inteligencia del cuartel (que comprende operaciones encubiertas), un tal ‘capitán Arturo’ y no él, y consiguió que se reabriera el caso.
Curiosamente, dicho capitán sostuvo que solo se enteró del asesinato por medio de la prensa, y, actualmente, como general en retiro se desempeña como ministro del Interior.
El general Daniel Urresti, locuaz, criollo y dicharachero para otras cosas, ha presentado una solicitud donde pide que se archive el caso para que no pase a juicio oral. Sin embargo, la viuda de Hugo Bustíos exige saber la verdad.
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