22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

Estuvo en APEC, se llama Justin Trudeau y a un año de asumir el poder en Canadá es uno de sus gobernantes más populares a pesar de que los índices de productividad de su país han bajado con respecto a los de los años de su predecesor Stephen Harper y de que ha anunciado que no cumplirá con algunas promesas de campaña como crear una política energética ejemplar ante el calentamiento global. Entonces, si es tan temprano para juzgar a su gobierno, ¿por qué Trudeau es tan querido?

La primera sorpresa la dio cuando conformó un gabinete que representa la diversidad de su país: 15 de los 30 ministros son mujeres y están representadas las 10 provincias de Canadá. La diversidad de los ministros incluye, por ejemplo, a una refugiada de Afganistán; otra de procedencia indígena (“naciones originarias”); un hijo de inmigrantes de la religión sij de India, y otros tantos que simbolizan a esa nación heterogénea, bilingüe y multicultural.

Trudeau ha impulsado una agenda progresista con la legalización de la marihuana, la protección de los derechos de gays, lesbianas y transgéneros, la aprobación de la muerte asistida a enfermos terminales, y ha sido aplaudido por la política humanitaria de recepción de miles de refugiados sirios, aunque se retractó de implementar la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

Algunos se preguntan si en la gran popularidad del joven y energético Trudeau se impone el estilo a la sustancia, y si la economía canadiense no mejora en unos meses seguirá Monsieur Justin manteniendo la larga luna de miel de la que goza.

La transición de Obama a Trump (la otra T) demuestra que ningún país es inmune a los discursos de miedo e intolerancia.


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