22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

Quien escribe esto no padece algo remotamente parecido a la angustia de millones de habitantes de Alepo, masacrada sin piedad por aviones del dictador sirio Al-Assad y de Putin, y ni siquiera situaciones de alta tensión como las de Venezuela o Ucrania. El mío es un estrés postraumático por la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos.

No agregaré una explicación a las decenas de miles que tantos analistas, “expertos” o no, sobre temas electorales o mundiales (¡si eso existe!) nos han dado para explicar el “fenómeno Trump”, pero sí unas reflexiones a partir de las tantas sorpresas que nos está dejando el año 2016, como el Brexit, el referéndum de Colombia, etc.

- Lo único que podemos predecir en nuestros tiempos es que no hay nada que se pueda predecir.

- Los desafíos que confrontan los gobiernos en el siglo XXI son de magnitudes y naturalezas que no se pueden confrontar con los sistemas políticos actuales.

- El mundo de los millennials (nacidos desde finales de 1980) –que dan por descontado al terrorismo mundial, la crisis económica y a las tecnologías que provocarán artrosis prematura en sus dedos– ha desfasado los viejos paradigmas de interpretación de la realidad.

- Los analistas servimos más para rellenar espacios escritos, radiales, televisivos o virtuales que para dar respuestas inteligentes a sucesos actuales.

- Los personajes pintorescos y peligrosos del siglo XX (Hitler, Mussolini, Mao, Duvalier) han mutado en versiones más sofisticadas y/o caricaturescas en este siglo (Chávez, Correa, Putin, Mugabe en Zimbabue, Duterte, Berlusconi, Trump).

- Todo lo anterior puede ser verdad o falso.


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