¿Quiénes son los hombres del presidente Trump involucrados, por ahora, en el escándalo de posibles vínculos con el régimen de Putin en el espionaje cibernético a favor de la campaña del magnate, al cual se le bautizó como el Russiagate por las semejanzas con el caso Watergate de la década del 70 que condujo a la renuncia del presidente Nixon?
El eslabón más delicado para Trump es el general Michael Flynn, quien no pudo asumir el cargo de asesor de seguridad nacional del gobierno al descubrirse que durante la campaña electoral sostuvo reuniones con el embajador ruso Sergei Kislyak. La ministra de justicia provisional de Trump (attorney general, como se denomina a ese puesto en Estados Unidos), Sally Yates, declaró ante el senado que Obama le advirtió a Trump que Flynn podía ser chantajeado por Rusia y, aun así, el flamante presidente hizo caso omiso a esa información hasta que se filtró a los medios. Luego se supo que el nuevo secretario de Justicia, Jeff Sessions, también se reunió con Kislyak, y en lugar de renunciar, anunció que se inhibiría de las investigaciones relacionadas con la supuesta interferencia rusa en la campaña 2016. (¡Sessions es quien recomendó a Trump, supuestamente, despedir al director del FBI, James Comey!).
También el yerno de Trump, Jared Kushner, se reunió con el embajador de Rusia. Todos dicen que querían establecer contactos de comunicación con Putin en caso de ganar, pero según algunos medios se negociaba la suspensión de sanciones a Rusia por la invasión a Crimea. Para agravar las sospechas, el diario Washington Post reporta sobre el memorándum de Comey que revela que el presidente le pidió no seguir con la investigación de Michael Flynn.
He aquí la gran pregunta: ¿es el embajador Kislyak un hombre del presidente? (De Putin ya sabemos que sí, pero ¿del otro?).
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