Trump será el presidente 45 de EE.UU. y recibe un país dividido tras una elección llena de agravios. Su primera declaración luego de su victoria fue por la unión: “Seré presidente para todos los estadounidenses”. Hillary reconoció rápidamente el triunfo de Trump, pero no faltaron manifestaciones indicando que Trump no era su presidente.
Trump recoge el voto del americano antiestablishment, él es percibido como ejecutivo y pragmático. La clase trabajadora votó por él como reacción a la política migratoria, que impactó en sus empleos. Asimismo, estos votantes están a favor de aumentar aranceles a China para proteger su industria.
El sistema electoral en EE.UU. determina que los delegados del Colegio Electoral eligen al presidente y no a través del voto directo de la población. Es la cuarta vez que no es elegido quien obtuvo más votos sino quien obtuvo más delegados. Hillary tuvo cerca de 400,000 votos más de la población, Trump tuvo más votos de los delegados.
Algunos líderes republicanos fueron explícitos en su no apoyo a Trump. Obama apoyó abiertamente a Hillary, pero a ella no le alcanzó ni el apoyo latino, prensa y Hollywood. El voto escondido fue de Trump.
Respecto al libre comercio, Trump ha dicho que este ha generado pérdida de empleos. Para EE.UU. los TLC no son solo acuerdos, sino una estrategia política y de relacionamiento, por lo cual NAFTA, TPP y China están en la mira. La agenda de Trump tiene énfasis en infraestructura para reactivar la economía e intentar el regreso de las industrias a su país. En política internacional veremos su posición frente a Cuba, Rusia, China, terrorismo globalizado, etc.
La institucionalidad de EE.UU. determina que el presidente tiene controles; los poderes Legislativo y Judicial pueden limitarlo para que no actúe inconsultamente; es probable que tenga diferencias con su partido en algunos temas.
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