Los miles de expedientes armados, por la Dirección de Inteligencia Nacional, de políticos, empresarios, periodistas y familiares o relativos de estos, donde se aprecian listas de propiedades, vehículos, acompañantes, estados financieros y hasta historias clínicas han desatado una tormenta que, lejos de amainar, crece. Las razones tienen que ver con los detalles que se van conociendo y los cabos que se atan en lo que amenaza seriamente con asfixiar al gabinete de Ana Jara y al gobierno en su conjunto.
Las confusas y por momentos írritas explicaciones de los voceros del gobierno, Josué Gutiérrez y Wilfredo Pedraza, comprueban lo desorientados que ellos mismos lucen ante lo insostenible y lo inexplicable. Lo evidente es que, en efecto, existía y todavía existe una facción al interior de la DINI que tiene información y está dispuesta a usarla contra quienes le ordenaron procesarla.Cien mil registros de la lista revelada por Correo no se consiguen desde un solo computador. Aquí tuvo que existir una suerte de fábrica de expedientes, con decenas de computadores y personal trabajando día y noche, hurgando, tejiendo conexiones y subrayado puntos “explotables” de los rivales actuales y potenciales con miras la campaña electoral que se aproxima.
Nadie nos va a hacer creer que estos registros eran inocencia pura o se hacían en olor a santidad. Es grotesco. Aquí se estuvo preparando “munición electoral” de la más baja estofa para chantajear cuando fuese necesario a los rivales políticos, a los empresarios que apoyaran a esos políticos y a los periodistas que criticaran al gobierno. Lo dijo Urresti en su momento en los tuits que intercambio con el congresista Juan Carlos Eguren, “Me voy a sentir obligado a averiguar para qué te pagamos”. Lo mismo ocurrió con el asesor jurídico del presidente, el abogado Roy Gates, cuando lo reveló en una entrevista con el periodista Enrique Castillo en Canal N. Se mofaba, recordarán, sobre que tenía información sobre Alan García, “que ya saldrá”. Ambos, Gates y Urresti, recibían insumos directamente de la DINI por orden de alguien poderoso.
Eso es lo grave. Políticamente es Ana Jara la responsable pero quien se reunía día y noche tuvo que ser alguien muy importante. La pista lleva al centro del poder en palacio. Esto ha sido descubierto, ojalá a tiempo, pero el problema no ha terminado; apenas ha comenzado.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.