“Se agotó el papel, volveremos”, fue la última portada de El Diario de Sucre, un pequeño medio regional que se convirtió esta semana en la víctima más reciente de la escasez en Venezuela cuando se quedó sin bobinas para imprimir su edición.
Al periódico del noreste venezolano le precedieron anuncios similares de al menos cinco diarios en el interior del país por la falta de insumos, un efecto colateral de las restricciones gubernamentales para importar la materia prima.
Venezuela acumula una década bajo un estricto control cambiario y, desde que el presidente Nicolás Maduro asumió en abril, ha mermado el flujo de venta de las divisas que administra el Estado, afectando el poder de compra de las importadoras de papel y otros insumos para las rotativas, como planchas de impresión y tinta.
“Dónde está más crítica la cosa es en los periódicos pequeños del interior, porque ellos no importan el papel directamente. Ellos lo compran a unos distribuidores de papel (…) que no están dentro de la prioridad (para la asignación de divisas)”, dijo a Reuters el editor del diario pro opositor El Nacional, Miguel Henrique Otero.
La situación es diferente con los periódicos grandes como el suyo, El Universal, Últimas Noticias, El Impulso y Panorama, aclaró, aunque adelantó que si las restricciones continúan el panorama podría cambiar.
Para David Natera, presidente del gremio que agrupa a los diarios venezolanos, Bloque de Prensa, las fallas obedecen a retrasos burocráticos como en las licencias que otorga el Estado para obtener dólares.
“Todo el mundo sabe que aquí nunca se ha producido papel periódico y con eso le ponen una alcabala más al trámite para acceder a los dólares”, dijo Natera.
El Gobierno no estuvo disponible para comentarios, aunque ha admitido que debe agilizar la entrega de dólares.
La sequía de divisas oficiales, que siguió la bonanza pre electoral que llevó al fallecido Hugo Chávez a la reelección en octubre del 2012, ha afectado a muchos sectores generando escasez de bienes básicos como papel higiénico, harina, carnes y hasta agua embotellada.
Además ha alimentado un mercado secundario de divisas que impide y ha hecho oneroso importar materia prima fuera de la administración oficial puesto que allí el dólar cotiza un 500 por ciento por encima del precio oficial de 6,3 bolívares por billete verde.
Para ello, el Gobierno se prepara para lanzar un nuevo sistema de administración de divisas para oxigenar las distorsiones de su estricto régimen cambiario que ha generado gran inflación y episodios de escasez.
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