Los cardenales reunidos en la Capilla Sixtina para elegir al sucesor de Benedicto XVI celebraron hoy dos nuevas votaciones sin ponerse de acuerdo sobre ningún candidato, por lo que de la chimenea en la plaza de San Pedro volvió a salir humo negro.
Para la elección del pontífice hacen falta los votos de dos tercios de los 115 cardenales electores. Por la tarde hay previstas otras dos votaciones, aunque antes los purpurados irán a comer y descansarán unas horas.
Aunque no hay ningún candidato especialmente favorito, los analistas vaticanos coinciden en que es probable que el cónclave sea breve, ya que los cardenales llevan analizando desde el lunes de la semana pasada el futuro de la iglesia y las características que debería tener el próximo papa que lidere a los 1.200 millones de católicos del mundo.
Cuando haya sido designado el próximo ocupante de la Silla de Pedro saldrá humo blanco de la chimenea (“fumata blanca”). Será el número 266 en la historia de la Iglesia.
La primera votación en la Capilla Sixtina, que se encuentra totalmente aislada del exterior, se realizó el martes por la tarde.
Las quinielas de última hora de los vaticanistas contemplan como favoritos al cardenal arzobispo de Milán, Angelo Scola, y al de Sao Paulo, Odilo Scherer, quien de salir elegido se convertiría en el primer papa latinoamericano. También aparecen muy arriba en las listas de “papables” el arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, y el canadiense Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos y presidente de la Comisión Pontificia para América Latina.
El cónclave se produce en momentos de crisis en el Vaticano, después de que el escándalo de filtraciones ‘Vatileaks’ dejara entrever luchas de poder y actos de corrupción en la curia romana que, según versiones de prensa, habrían acelerado la renuncia de Joseph Ratzinger después de ocho años de pontificado.
Una vez se elija a su sucesor, Benedicto XVI seguirá viviendo en el Vaticano como “papa emérito”, en un convento acondicionado para él. Será la primera vez en la historia que dos papas convivan dentro del Estado pontificio, los dos vestidos de blanco y con el título de “Su Santidad”, si bien Ratzinger ha anunciado que se mantendrá alejado de la vida pública, dedicado a la oración y al estudio, y no interferirá en el pontificado del nuevo papa.
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