Treinta y ocho personas murieron, la mayoría en sus camas, en un incendio en un hospital psiquiátrico cerca de Moscú, desatando interrogantes sobre el cuidado de los pacientes con problemas mentales en Rusia.
El incendio arrasó con una planta del edificio del hospital, hecho de madera y ladrillos, con barreras en algunas ventanas pues albergaba a personas internadas por orden de tribunales rusos.
Cuando fue sofocado, solo quedaban algunas paredes ennegrecidas en pie. El techo se desplomó encima del metal retorcido de las camas. Algunos cuerpos yacían sobre el pasto, cubiertos con sábanas.
Solo tres personas se escaparon del incendio en Ramensky, a 120 kilómetros al norte de Moscú, llevando a especulaciones de que los pacientes estaban muy sedados o atados.
La asistente del jefe del departamento de investigación de la región de Moscú, Irina Gumennaya, prometió que se harían análisis de sangre para comprobar si había altos niveles de sedantes.
“La mayoría de los cuerpos fueron hallados en sus camas”, dijo Gumennaya.
“Las salas (…) no tenía puertas, los enfermos podrían haber escapado del edificio por sí mismos”, agregó. Dijo que ella ve como la causa más probable del incendio que pacientes hubieran estado fumando o tal vez un cortocircuito.
El presidente ruso, Vladimir Putin, pidió una investigación sobre la “tragedia”, la última de una serie de desastres en instituciones estatales, que suelen tener poco financiamiento.
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