El papa Francisco, en su más clara indicación hasta el momento de que quiere una Iglesia católica más austera, dijo hoy que esta debería ser pobre y recordó que su misión es servir a los pobres.
El Pontífice hizo sus declaraciones en su primera audiencia con los periodistas, donde explicó por qué eligió tomar el nombre de Francisco, el cual es un homenaje al santo Francisco de Asís, un símbolo de paz, austeridad y pobreza.
Se refirió al santo como “el hombre que nos da el espíritu de la paz, el hombre pobre”, y añadió “¡Oh, cómo me gustaría una Iglesia pobre, y para los pobres!”.
Desde que fue elegido el miércoles como el primer Papa latinoamericano, el Pontífice ha dado señales de un radical cambio de estilo respecto a su antecesor, Benedicto XVI, y ha trazado un camino claro para la moral de la Iglesia compuesta por 1,200 millones de miembros, acosada por escándalos, intrigas y luchas.
Francisco ha dado claras señales de que trae un nuevo estilo al papado golpeado por la crisis, fomentando la humildad y la simplicidad por encima del boato y la grandeza.
Recordó que en la noche del miércoles, durante el cónclave, cuando estaba recibiendo cada vez más votos, el cardenal sentado a su lado, el brasileño Claudio Hummes, lo consoló cuando “la situación se volvió peligrosa”.
Después de que la votación alcanzase la mayoría de dos tercios para su elección, estallaron los aplausos. Hummes, de 78 años, lo abrazó y lo besó y le dijo: “No te olvides de los pobres”, recorda el Papa.
“Pensé en las guerras… y en Francisco (de Asís) el hombre de la paz. Y así es como el nombre entró en mi corazón, Francisco de Asís, para mí es el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y protege a los demás”, dijo el Sumo Pontífice.
RESPETAR LA NATURALEZA
San Francisco de Asís, que murió en 1226, renunció a su fortuna familiar para una vida de caridad y pobreza. También es reverenciado por los ecologistas porque amaba la naturaleza y predicó a los animales.
“En este momento, no tenemos una relación muy buena con la creación”, dijo el Papa.
Sostuvo también que los católicos deberían recordar que Jesús, no el Papa, era el centro de la Iglesia. Al final de su discurso, cambió del italiano al español, e les hizo un gesto a los no creyentes y a los miembros de otras religiones.
“De buen grado le daré un bendición. Ya que muchos de ustedes no pertenecen a la Iglesia católica y otros no son creyentes, desde el fondo de mi corazón les doy una silenciosa bendición a todos y cada uno de ustedes, respetando la conciencia de cada uno, pero a sabiendas de que cada uno de ustedes es un hijo de Dios. ¡Qué Dios los bendiga a todos ustedes!”.
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