Los restos del Premio Nobel de Literatura chileno Pablo Neruda serán exhumados este lunes para ser sometidos a estudios que confirmen si murió de un cáncer o envenenado por agentes de la dictadura del general Augusto Pinochet, hace casi cuarenta años.
Los trabajos de apertura de la sólida tumba de piedra y cemento para sacar el ataúd que contiene su cadáver se realizarán en la que fue la casa de descanso del poeta, hoy convertida en museo, ubicada en el pequeño balneario de Isla Negra, a unos 120 kilómetros de Santiago de Chile, sobre la costa del Océano Pacífico.
El lugar se cerrará al público y los trabajos de remoción del material se realizarán bajo una carpa cerrada. Una protección especial para no contaminar el sitio deberá ser utilizado por los participantes, entre ellos expertos en tanatología.
Tras la remoción, sus restos serán trasladados hasta el Instituto Médico Legal (IML), en la capital chilena. Allí un equipo multidisciplinario de expertos nacionales y extranjeros iniciará los trabajos ordenados por el juez Mario Carroza, para que determinen las causas exactas de su muerte, ocurrida el 23 de setiembre de 1973, 12 días después del golpe que derrocó a su amigo, el presidente Salvador Allende.
Las indagaciones intentan establecer si Neruda murió de cáncer de próstata, como lo asegura un informe oficial de entonces, o si fue inyectado con veneno en su lecho de enfermo en la clínica Santa María por agentes del régimen, según lo afirma su asistente y chofer, Manuel Araya.
“Me siento orgulloso de que se haya llegado a esta instancia. Han pasado casi 40 años denunciando el asesinato de Pablo Neruda”, dijo Araya a TV 24 horas.
La querella por el presunto asesinato del poeta la interpuso en mayo de 2011 el Partido Comunista, colectividad a la que perteneció Neruda y a la que representó como senador y candidato presidencial.
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