AFP / Bagdad
Hisham Isa Kamel salió al amanecer de su casa, en Bagdad, para unirse al “ejército popular” de voluntarios, formado para defenderse de los yihadistas que se están acercando a la capital iraquí.
Miles de voluntarios de todas las edades hicieron lo mismo que Kamel, según el general Fadhel Abdel Saheb, quien está a cargo del centro de reclutamiento.
Kamel optó por no decirle nada a su esposa, con quien se casó hace un mes y medio. Ella no quería que él se fuera de la casa.
“No se da cuenta del peligro que corre el país. Si me quedo en casa y si los demás también se quedan en casa, ¿quién va a defender nuestro honor?”, pregunta.
Desde el 10 de junio, los combatientes del Estado islámico en Irak y en Levante (EIIL), lograron tomar Mosul y su provincia de Nínive, así como otras regiones, aprovechando la desbandada de las fuerzas de seguridad. Desde enero controlan Faluya, a 60 km al oeste de la capital.
El suegro de Kamel, Hamad Kamel Husein, también se presentó en el centro de reclutamiento. Husein, de 45 años, era soldado en el ejército en la época de Sadam Husein, el presidente iraquí derrocado en 2003, tras la invasión estadounidense.
“Oí decir que los voluntarios podían ser de todas las edades, por lo cual decidí venir y participar en la guerra contra el EIIL”, cuenta.
El gran ayatolá Ali al Sistani, principal autoridad religiosa chiita de Irak, también instó este viernes a tomar las armas contra los yihadistas sunitas que conquistaron en los últimos días territorios en el norte y el este del país.
“Los ciudadanos que pueden llevar armas y luchar contra los terroristas para defender su país, su pueblo y sus lugares santos deben ofrecerse como voluntarios y enrolarse en las fuerzas de seguridad para cumplir con este objetivo sagrado”, declaró Sistani.
Según él, “Irak se enfrenta a un desafío importante y a un peligro extraordinario. Los terroristas no quieren controlar algunas provincias, sino que anunciaron que quieren todas las provincias, entre ellas Bagdad, Kerbala y Nayaf. Partiendo de esto, la responsabilidad de plantarles cara y de luchar contra ellos incumbe a todos y no concierne a una sola confesión o a una parte”.
“El que muere al servicio de la patria, de su familia y de su honor, será considerado un mártir”, añadió en una mezquita de la ciudad santa chiita de Kerbala, al sur de Bagdad.
En este contexto, Mohamed Mehdi Saleh, un oficial retirado del ejército, también se presentó en el centro de reclutamiento.
“Mi amor por mi país y mi deseo de servirlo me llevaron a ingresar en el ejército por segunda vez”, afirma. “No quiero que mi país quede en manos de los terroristas”, agrega.
Para él, “Irak está en peligro”. “Estoy listo para usar toda mi experiencia pasada” en el ejército, añade.
Por último, Anuar Riyah Yabr, un chofer de taxi de 25 años, explica que el sufrimiento provocado por la ofensiva del EIIL lo llevó a presentarse en el centro de reclutamiento.
“Quiero proteger al país. Cuando vi a las familias de desplazados sin comida ni agua, decidí ser voluntario”, dice.
Al preguntársele lo que piensa su familia de su decisión, contesta: “Todos me dijeron que confíe en Dios, ya que se trata de una oportunidad histórica de luchar contra los extremistas”.
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