Corea del Norte consideró este jueves de “un merecido castigo” el ataque al embajador de Estados Unidos en Seúl, Mark Lippert, quien sufrió heridas en la cara y en una mano por la agresión con un cuchillo de cocina de un activista radical surcoreano.
El régimen de Kim Jong-un interpretó la agresión al embajador como “una muestra de la resistencia” de la sociedad surcoreana a la “crisis de guerra provocada por los ejercicios militares conjuntos” de Seúl y Washington, indicó la agencia estatal norcoreana KCNA en un comunicado.
[Embajador de Estados Unidos en Corea del Sur fue atacado en Seúl]
Un individuo identificado como Kim Ki-jong, de 55 años, atacó desde atrás a Lippert con un cuchillo de cocina de 25 centímetros y le cortó la parte derecha de la cara y la muñeca izquierda durante un desayuno en el Centro de Arte Sejong, frente a la Embajada de Estados Unidos en pleno centro de Seúl.
Tras el ataque, Kim gritó proclamas contra las maniobras militares Key Resolve y Foal Eagle que los ejércitos de Estados Unidos y Corea del Sur comenzaron de manera conjunta en territorio surcoreano el pasado lunes.
Cada año por estas fechas ambos países aliados realizan simulacros de respuesta a un ataque norcoreano y maniobras por tierra, mar y aire, que son duramente criticadas por Corea del Norte y grupos radicales de Corea del Sur.
Kim es líder de unos de estos grupos, llamado Woorimadang (“Nuestro Lugar”), una pequeña organización de tendencia ultranacionalista que cuenta con 54 integrantes y en cuya página web se pueden observar duras críticas a la presencia del Ejército de Estados Unidos en Corea del Sur, donde mantiene desplegadas 28,500 efectivos.
El embajador, de 42 años y en el cargo desde el año pasado, fue trasladado a un hospital cercano donde se recupera de sus heridas, mientras que el agresor está detenido por la Policía.
Los médicos necesitaron 80 puntos para cerrar la herida que sufrió el diplomático en el rostro, que medía 11 centímetros de largo y unos 3 centímetros de profundidad, dijo a los periodistas Chung Nam-sik, portavoz del hospital Severance. La cortada no afectó los nervios ni las glándulas salivales del embajador, añadió.
También fue sometido a una cirugía en el brazo para repararle tendones y nervios dañados.
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