Autoridades chinas han establecido rigurosas y excéntricas medidas de seguridad con miras a la celebración del Congreso del Partido Comunista en la ciudad de Pekín, en el que se nombrará a los nuevos líderes de esa nación.
Según la BBC, las fuerzas de seguridad han ordenado, por ejemplo, que todas las palomas estén confinadas en sus jaulas durante el evento. Además, los vendedores callejeros han recibido una advertencia “estética”, pues deben cerrar sus negocios porque “dañan la belleza de la ciudad”.
Las autoridades también han eliminado las manijas para bajar la ventanilla trasera de un aproximado de 60,000 taxis, con la finalidad de evitar la distribución de propaganda anti-comunista.
“En el pasado, algunos pasajeros han tirado panfletos por la ventana del taxi o los han metido en pelotas de ping-pong y lanzado fuera, o liberan un globo con panfletos atados a él”, explicaron guardias al Global Times, el periódico estatal de China.
El despliegue de seguridad antes del Congreso incluye a policías haciendo guardia en esquinas y puentes y personas jubiladas con bandas rojas en el brazo patrullando sus vecindarios en busca de señales de alerta. Asimismo, el cuerpo de bomberos ha inspeccionado cada sala del congreso y la policía ha adquirido un nuevo helicóptero para controlar el espacio aéreo.
Más de 1,4 millones de voluntarios trabajarán durante el evento, la misma cantidad de gente que se alistó para asistir en los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008.
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