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Barack Obama quiere frenar la violencia armada en EEUU, pero ¿cómo?

El presidente de EEUU plantea el tema desde la perspectiva de proteger a los niños. La masacre en escuela de niños de Newtown podría ser un punto de inflexión en el control de armas, pero hay límites.

Obama apoyaría un nuevo impulso de los demócratas en el Congreso por este tema. (Reuters)
Obama apoyaría un nuevo impulso de los demócratas en el Congreso por este tema. (Reuters)

Por Steve Holland, Jeff Mason y Susan Cornwell/Reuters

Sus palabras fueron elocuentes y compasivas, como usualmente ocurre cuando el presidente es la voz de una nación en duelo. Sin embargo, la respuesta de Barack Obama, por la masacre de 20 niños y 6 adultos en una escuela de Connecticut, reveló aspectos más complejos de su figura: emocionado, frustrado y con ánimo de reconsiderar su posición generalizada de no intervenir en el control de las armas en el país.

“No podemos tolerarlo más”, dijo el mandatario el domingo en la vigilia por las víctimas en Newtown, Connecticut, al repasar otros asesinatos del pasado junto al ataque a la ex congresista estadounidense Gabrielle Giffords en el 2011. “Estas tragedias deben terminar. Y para que terminen tenemos que cambiar”, señaló.

Obama no usó la palabra “armas”, pero planteó sus argumentos en contra de la violencia con otra imagen políticamente potente: la protección de los niños estadounidenses.

“¿Podemos decir honestamente que estamos haciendo lo suficiente para mantener a nuestros hijos, todos ellos, a salvo?”, preguntó el mandatario. “Si somos honestos, la respuesta es no (…) No estamos haciendo lo suficiente y vamos a tener que cambiar”, agregó.

Obama prometió que en las próximas semanas usará todo el poder que tenga para comprometer a la ciudadanía, desde los encargados de hacer cumplir la ley a los profesionales de la salud mental, y desde los padres hasta los educadores para “prevenir más tragedias como esta”.

Fue la señal más fuerte hasta el momento de que la masacre del viernes y la actual circunstancia política de Obama –está por iniciar su segundo período y no puede volver a ser reelecto– podrían haberlo inspirado a intentar controlar el uso de armas como parte de la agenda de su nuevo mandato.

Obama ha actuado cuidadosamente durante su Gobierno y también en la campaña que terminó con su reelección para frustración de quienes pretendían más acciones concretas.

Y el lobby que lidera la Asociación Nacional del Rifle (ANR) ha sido una fuerza poderosa a la hora de conseguir apoyo entre los republicanos y los demócratas rurales, a punto tal que empujar iniciativas para limitar las armas a través del Congreso ha sido un ejercicio inútil.

Pero los asesinatos en Newtown dieron un nuevo impulso a las peticiones en contrario, incluyendo un restablecimiento de la veda a la venta de “armas de asalto”, como el rifle semiautomático que Adam Lanza usó en su ataque.

La senadora demócrata Dianne Feinstein, de California, dijo en el programa de NBC Meet the Press que presentará una propuesta para prohibir la venta de ese tipo de armas de asalto cuando el nuevo Congreso se reúna en enero.

El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, un potencial contendiente demócrata para la elección presidencial del 2016, fue otro de los que pidieron nuevas leyes para limitar el acceso a las armas.

Y el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, una voz persistente en favor del control de las armas, advirtió a Obama que el tema debería estar en lo alto de su agenda diaria.

Es poco probable que Obama vaya a ir tan lejos, pero está claro que la matanza de Newtown, y el hecho de que 5 de los 12 tiroteos más mortíferos de la historia de EEUU se hayan producido desde que Obama asumió en enero del 2009, están afectando al presidente.

Pero cualquier esfuerzo por lograr un cambio significativo en la política de armas a través del Congreso podría ser obstaculizado por otras prioridades legislativas del segundo mandato.

ACCION SIGNIFICATIVA
Sean cuales sean los obstáculos, Obama efectivamente se ha comprometido a hacer algo por reducir la violencia armada y adoptar “medidas significativas”.

Así que, una vez que la emoción haya disminuido, ¿qué podría hacer?

Algunos analistas creen que Obama apoyaría un nuevo impulso de los demócratas en el Congreso para restablecer la prohibición de armas de asalto, que los legisladores dejaron expirar en el 2004. Los analistas también creen que apoyaría medidas más fuertes para asegurar que los enfermos mentales no puedan comprar armas con facilidad.

Y podría hacerlo en forma ejecutiva sin esperar al Congreso.

“Podríamos hacer más para mejorar los datos de nuestro sistema de verificación de antecedentes mentales”, dijo Adam Winkler, profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad de Los Angeles. “Se puede hacer con una orden ejecutiva” agregó.

Sin embargo, para Winkler, la corte suprema ha dicho que los estados no pueden ser obligados a entregar esa información al gobierno federal.

Winkler también dijo que el sistema actual para asegurar que los compradores de armas no tengan antecedentes penales debe mejorar, pero probablemente requeriría de una ley. Muchas ventas de armas legales se producen sin ningún tipo de verificación de antecedentes, explicó.

En Newtown, las tres pistolas que empleó Lanza aparentemente fueron adquiridas legalmente por su madre, la primera víctima de la masacre que perpetró su hijo, dijeron las autoridades.

Ningún funcionario de la Casa Blanca se refirió detalladamente a lo que Obama mencionó como “medidas significativas”.

Bloomberg y otros defensores del control de armas afirman que el presidente debe actuar con rapidez y decisión o corre el riesgo de ser considerado parte del problema.

“Hemos escuchado esta clase de retórica antes”, dijo Bloomberg, quien apoyó la reelección de Obama este año. “Lo que no hemos visto es liderazgo, ni de la Casa Blanca ni del Congreso”, añadió.

CAMBIO DE POSICIÓN
Al principio de su carrera política, Obama expresó su apoyo a restringir el acceso y el uso de armas. Como senador estatal de Illinois fue citado por el diario Hyde Park Herald en el 2000 pidiendo* penas más severas para el uso de armas de fuego*, limitar las compras a una pistola por mes y aplicar leyes más estrictas para frenar la venta en ferias.

Durante su primera campaña para la presidencia en el 2008, Obama respaldaba el restablecimiento de la prohibición de adquirir armas de asalto. Pero una vez en el cargo, no hizo grandes esfuerzos en ese sentido, lo que refleja la falta de entusiasmo del Congreso tratar una legislación sobre el tema.

Cerca de un mes después de que Obama asumiera en febrero del 2009, el fiscal general Eric Holder dijo que el Gobierno quería reinstaurar esa veda. Pero la demócrata Nancy Pelosi, por entonces titular de la cámara de representantes, enfrió la idea. “Hay que hacer cumplir las leyes que tenemos en este momento”, dijo en aquel momento.


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