En el segundo día del cónclave en el Vaticano, el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, de 76 años, se convirtió en el primer Papa latinoamericano de la historia de la Iglesia Católica.
Apareció en el balcón de la Basílica de San Pedro una hora después de que emergiera humo blanco de la Capilla Sixtina, la señal de que se había elegido al nuevo líder de los 1,200 millones de católicos en el mundo.
Bergoglio es el Papa número 266 en los 2,000 años de historia de la Iglesia y también es el primer pontífice jesuita. Ejercerá el cargo bajo el nombre de Francisco I.
Aunque en este cónclave no era uno de los favoritos, el argentino habría sido el segundo cardenal más votado en la elección del 2005, que ganó Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, quien renunció inesperadamente el mes pasado.
Asimismo, su designación echó por tierra una de las principales conjeturas previas a la elección, que el nuevo Papa debería ser relativamente joven: Bergoglio es el hombre de más edad de la mayoría de los cardenales papables.
El arzobispo de Buenos Aires se especializó en el trabajo pastoral —supervisión de iglesias y curas en América Latina, donde vive la mayor población católica del mundo—, que muchos consideran esencial para el reto que tendrá por delante.
En toda una vida de formar y dirigir sacerdotes, Bergoglio ha demostrado una aguda sensibilidad política, además de humildad, según su biógrafo oficial, Sergio Rubin. Su estilo personal es lo contrario del esplendor vaticano.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.