07.MAY Martes, 2024
Lima
Última actualización 08:39 pm
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Opinión

La repartija quedó sin efecto. Los cambios en el gabinete no alcanzan para tener suficiente oxígeno y el presidente Ollanta Humala inicia su tercer año de mandato con una tendencia definida de decrecimiento en el apoyo ciudadano.

Mónica Delta,Opina.21
mdelta@peru21.com

La paciencia se agota y la clase política que nos gobierna no está leyendo bien al ciudadano promedio. La expectativa, desde el comienzo, ha sido seguridad y decencia en el manejo del poder. Lo primero, en la percepción cotidiana, ha empeorado y en lo segundo hay una decepción porque encuentran más de lo mismo. Peligrosa la miopía de quienes creen que alcanza con la estabilidad económica en ‘piloto automático’. Vienen tormentas sociales y necesitamos la pericia de un ‘comandante de vuelo’ experimentado. El presidente Ollanta dice hoy que necesita la unidad del país. La población necesita ver en su líder una estrategia clara que trabaje en el fortalecimiento de las instituciones y respete su independencia. No es bueno que el jefe de Estado, con palabras mal dichas, se abra frentes innecesarios. No debe polarizar con los partidos políticos, con el Tribunal Constitucional y con la Defensoría. Debe respetar autonomías. Sobre el equilibrio y los poderes independientes se establecen las democracias. Los poderes absolutos y aquellos que se creen iluminados y enceguecidos por el poder, tarde o temprano se estrellarán con la realidad de la calle. La indiferencia puede costarle caro al Gobierno. La gente está indignada no solo por los últimos entuertos en el Legislativo. La calle está comenzando a gritar. Tener una clase media más grande en el Perú implica también que las demandas por una vida digna y contra un sistema corrompido sean mayores. No jueguen con fuego. La solución no es gobernar de espaldas a la realidad ni poniéndose ponchos y sombreros. El país requiere un gran esfuerzo de liderazgo. No más mediocridades. Esperamos que en el discurso del 28 sí haya sorpresas. Un verdadero cambio de actitud en las alturas del poder que apunte hacia la dirección correcta: el desarrollo.


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