CIUDAD DEL VATICANO (EFE).– La renuncia al papado de Benedicto XVI ha creado una situación inédita en la Iglesia Católica, que contará con un Papa –que será elegido en marzo– y con un ex-Papa, del que no se sabe qué título tendrá, aunque sí mantendrá el nombre y seguirá siendo obispo emérito de Roma.
Lo único claro, según el Vaticano, es que Joseph Ratzinger no volverá a ser cardenal, ya que el cardenalato es una dignidad concedida por un Papa, y Benedicto XVI dejó de serlo cuando fue elegido pontífice el 19 de abril de 2005.
De momento, la Santa Sede no ha dado respuesta a estas interrogantes sobre la situación del saliente pontífice, quien ayer se despidió de un grupo de sacerdotes romanos, a quienes dijo que pronto permanecerá “oculto del mundo”.
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