Mónica Delta,Opina.21
mdelta@peru21.com
Hace cinco años ya habían salido 3,500. Quedan cumpliendo condena unos 400, incluidos los de la cúpula. Más allá de los narcoterroristas –encabezados por los Quispe Palomino, a los que hay que derrotar policialmente y en el ámbito social en el VRAEM– lo que está resurgiendo es el Sendero al que denominamos en nuestra columna anterior como ‘histórico’. Ellos tienen mandos y dirigentes libres que no ocultan su senderismo y quienes, aunque lo intenten, no pueden negar sus ideas. Por lo evidente, no hay un buen trabajo de inteligencia, no sabemos cuántos dirigentes activos tiene hoy ‘el Sendero del ‘Cachetón’ Guzmán. Pero si calculamos que el 5% de los liberados por cumplimiento de sentencia se dedican al activismo terrorista, tendríamos que unos 500 dirigentes ‘políticos’ están en pleno trabajo de adoctrinamiento que apuntan a dos niveles. Jóvenes menores de 25 años, en universidades, y colegios a través de ‘maestros’ infiltrados del Sutep. Por otro lado, andan empeñados en fundamentar, a través de su brazo ‘legal’, la necesidad de una amnistía para Guzmán y su pandilla. Esta es una fuerza permanente, muy grande, que no desmaya en el tiempo. Los activistas del ‘Sendero histórico’ están en cargos públicos, se mimetizan y usan la democracia cuando les conviene, aunque no crean en ella. El discurso de este Sendero expresado en el Movadef y el Conare es dividir el mundo entre ricos y pobres, culpando a los primeros de todas las desgracias de los segundos, lo que en nuestro país es explosivo. En los 220 distritos en los que hoy existen conflictos sociales, el 80% vive por debajo de la línea de pobreza. Esta ‘audiencia’ en la que el Estado no existe está dispuesta a escuchar estos cantos de ‘sirenas terroristas’. Mucho ojo.
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