Carlos Basombrío,Opina.21
cbasombrio@peru21.com
¿Qué? La Constitución dice lo contrario: que es de Interior y que los municipios colaboran en prevención. ¿No era que iba a presidir personalmente el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana? (el entusiasmo le duró tres meses).
Habría que decir que, incluso en el supuesto que quiera que sea responsabilidad de los alcaldes, sería al Ejecutivo al que le correspondería organizar un proceso ordenado y muy cauteloso en esa dirección.
Al margen de cuál es la solución definitiva, por ahora al menos hay que darles a los serenazgos capacidad para retener personas y portar armas (primero no letales), previa capacitación y calificación.
Fernando Rospigliosi, experto en el tema, discrepa conmigo: “sería muy peligroso y probablemente contraproducente. Podríamos tener centenares de cuerpos policiales, la mayoría de ellos ineficientes y seguramente muy corruptos, que podrían ser usados por alcaldes o presidentes regionales inescrupulosos para todo tipo de cosas”.
El riesgo existe, por lo que insisto en la progresividad y la supervisión. Como él, quisiera a la Policía Nacional del Perú a cargo de la seguridad, pero no podemos esperar sentados a que sus jefes se sacudan de la corrupción y la desmoralización, para volver a servir a los ciudadanos con entrega y profesionalismo.
El gobierno, por su parte, no tiene idea de lo que hay que hacer. A Trujillo, asolada por la delincuencia, mandan efectivos de la Diroes que, como su nombre lo indica, son para operaciones especiales (orden público u operaciones antiterroristas).
¿Por qué los mandan? Porque son aparatosos y al comienzo la gente se impresionará.
Pero lo que se necesita son comisarías fortalecidas y motivadas; así como inteligencia e investigación criminal (en serio). Diroes a lo suyo.
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