Mauricio Fernandini,Conductor
Autor: Juan Hidalgo.
jhidalgom@peru21.com
Mauricio Fernandini se interna en los mercados y, mientras se consiguen con 20 ‘lucas’ los insumos para un plato exquisito, busca las historias de esos mundos, los que a veces sentimos ajenos, para relatarlas y sorprendernos con lo cotidiano. Esa es la cualidad que teme perder: la de asombrarse.
Tu programa, 20 Lucas, se desarrolla en un mercado. ¿Cuál es el primero que tú recuerdas?
En mi infancia había un ritual: todos los domingos, muy temprano, ir con mi papá al mercado. Tomábamos desayuno y él hacía la compra, mi mamá nos esperaba en la casa. Mi infancia está marcada por el Mercado Modelo de Chiclayo.
¿Qué era lo que más te llamaba la atención de ese mercado?
Lo que yo recuerdo con nitidez es esa suerte de válvula desinhibidora, esa suerte de: ‘sé tú, acá no hay reglas, acá no te voy a prohibir que vengas en pijama, si quieres ven con tu perro, con tu bicicleta; si hoy no te peinaste, no interesa, bienvenido, acá estás en un territorio donde puedes hacer lo que quieras’. Esa cosa dicharachera me fascinó.
¿Qué mercado es el que más te ha impresionado?
Lo que me ha marcado desde que hago este programa es la fortaleza del peruano para revertir la adversidad. Gente que es analfabeta, que tiene enfermedades, está pelando un olluco, fileteando un pescado, hace algo para subsistir con muchísima dignidad, y con sentido del humor. Eso para mí es aleccionador, esa capacidad de reinventarse del peruano, de no rendirse.
¿Qué otros recuerdos tienes de tu niñez en Chiclayo?
Bueno, mi niñez está asociada a un balneario, Pimentel, que es una suerte de una familia gigantesca porque las casas siempre estaban abiertas, tú no tenías que tocar la puerta, sino entrar y salir. Entonces, mi infancia está asociada a eso, con unos papás que agradezco me hayan tocado, porque eran sumamente engreidores, cariñosos, tolerantes y supieron, de alguna manera orientar todo lo que yo les pedía, que no necesariamente coincidía con lo que un niño de mi edad y de su momento aspiraba.
¿Como por ejemplo qué cosas?
A ver, no sé, la mayoría de mis amigos pedía una pelota de fútbol, o se citaban para jugar fulbito, y yo lo que quería era bailar, que me matriculen en una escuela de baile. Mis papás me explicaron, con mucho cariño, que en ese entonces no habían escuelas de baile en Chiclayo, que lo que había eran academias de marinera, que por qué no empezaba con marinera y luego pasaba a otro baile si lo quería.
Entre el periodismo, la comida y el baile, ¿con cuál te quedas?
Qué difícil; no me imagino mi vida lejos del baile, lejos de la buena mesa y lejos de contar una historia. A mí, en realidad, me gusta encontrar la historia y luego contártela; creo que la marinera también es eso, cuentas una historia, pero con un lenguaje corporal, ¿no? en complicidad con tu pareja. Y en la cocina también, es la historia de un plato. Creo que soy un comunicador que todavía no se encuentra. Honestamente, quiero seguir explorando, tengo inquietudes hacia el cine, hacia el documental, hacia otros formatos televisivos y no me da vergüenza no definir aún hacia a dónde voy como comunicador.
Desde que 20 Lucas empezó han subido algunos precios. ¿Se llegará a llamar 25 Lucas o algo así?
Sí, han subido, pero cómo hago. Es difícil, antes de esta entrevista justo pensaba en eso, me decía: “pasaron cinco años, ha habido inflación”. Pero cómo hago, la gente en la calle no me dice Mauricio, me dice ‘20 Lucas’. Imagínate, volver a posicionar un programa que se llame 30 Lucas, sería raro, ¿no? Pero el programa tampoco tiene un espíritu de fiscalizar el gasto.
¿Has pensado o proyectas abrir un restaurante?
Sí me gustaría, es algo que me viene dando vueltas la cabeza, sobre todo en el último año, pero lo que no me parece compatible es hacer televisión y tener un restaurante. Si en algún momento dejo de hacer televisión, abriría un restaurante.
¿Has pensado en algún momento tener una familia?*
La tengo ¿no?
Bueno, pero descendencia.
No tengo la familia convencional, que consiste en una esposa y tres hijitos y una foto en Disney con Mickey Mouse de la mano, pero tengo hermanos, tengo sobrinos y esa es la familia que tengo.
¿Adoptarías a un niño?
Si la ley lo permite, sí, pero en el Perú los solteros no podemos adoptar.
¿Tienes pareja ahora?
Sí, tengo pareja.
¿Cuáles son las cualidades que tú admiras en una persona?
Bueno, no abordé a mi pareja con un catálogo de: ‘a ver qué tiene’, sino que simplemente me empezó a gustar su sentido del humor, la actividad en la que está, que es artística, ¿no? Y ya, se dio y ya, listo. Ya ha pasado un tiempo prudente y estoy bien contento.
AUTOFICHA
- Nací el 19 de mayo de 1966, en el hospital Las Mercedes de Chiclayo. Soy soltero, sin hijos, pero con múltiples responsabilidades, como si tuviese una docena de hijos.
- Terminé la secundaria en el colegio Manuel Prado de Chiclayo; luego estudié la carrera de Ciencias de la Información en la Universidad de Piura.
- Practiqué en Panamericana, donde llegué a ser reportero y conductor. Después pasé a la Revista Dominical y fui productor de Beto Ortiz. Ahora conduzco 20 Lucas.
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