Fernando Ortega San Martín,Opina.21
Columnista invitado
A fin de asegurar una caída que, a todas luces, ya era inminente, Luis Castilla se ha prestado a un juego político peligroso. Y como la vida da muchas vueltas, no vaya a ser que al actual titular del MEF le apliquen la cita bíblica: “con la misma vara que mides, serás medido”, cuando su participación en el gabinete ya no sea tan importante como lo es hoy para la pareja presidencial.
Por eso, no nos deberían sorprender las recientes declaraciones de René Cornejo anunciando que un aumento en la Remuneración Mínima Vital sí se encuentra ahora en la agenda del Gobierno, lo que nos demuestra que dicha agenda se renueva con bastante frecuencia, dependiendo de los vientos que corran. Quiero imaginarme el día en que Cornejo anuncie ese aumento, que a todas luces “le habrá costado un gran esfuerzo, pues habrá tenido que vencer la oposición de algunos miembros del gabinete”. Claro está, los asesores de comunicaciones del Ejecutivo aprovecharían esa coyuntura para crearle un “aura” de “Superministro”, independiente, con voz propia, y no sujeto a presiones de la primera dama, ni de nadie.
Ante una situación así, todas las miradas se concentrarían en Luis Castilla. Quisiera saber si se le someterá a la misma presión o “cargamontón” que sufrió Villanueva para que renuncie. En todo caso, ya se perciben dos posibles reemplazos dentro del mismo gabinete (Von Hesse y Ghezzi).
¿Por qué se cambió la agenda? Simplemente porque se requiere con urgencia un nuevo tema que impulse la alicaída popularidad del presidente Humala, a quien la primavera post-La Haya le duró bastante bien poco. Y hay que subir en las encuestas.
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