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"Nadie quiere mostrar su miseria; el claun, sí"

Hay obras que nos conmueven, obras que al explorar en nuestra condición, nos hacen más sensibles, más humanos, mejores para enfrentar el día a día. Eso pasa con Cuerda, el estupendo unipersonal de Wendy Ramos.

Foto: USI.
Foto: USI.

Wendy Ramos,Actriz
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

Cuerda lo conmoverá. Sin apelar al sentimentalismo banal, Wendy Ramos ha logrado plasmar la situación de muchos seres humanos, de estos seres inconformes buscando satisfacciones que nunca llegarán. Va solo hasta el domingo en el Teatro Pirandello (Petit Thouars cuadra 10, Lima). 8:30 p.m.

¿Para quién hiciste Cuerda?
La obra tiene una historia larga. Empezó hace muchos años, en un taller de claun donde hice un ejercicio con una cuerda. La experiencia fue muy fuerte para mí, y me movió a trabajar el tema de estar atada, de estar sujeta por un cordón umbilical. Entonces, empecé a pensar en las posibilidades dramáticas que una situación así planteaba, y empecé a armar la obra de a pocos. Cuando la terminé hablé con Nishme Súmar para que la dirija.

Es tu primer unipersonal…
Nunca había hecho un espectáculo sola, algo que un claun hace normalmente. Yo me decía: “Cuando cumpla 20 años haciendo estos talleres, lo haré”. Pasaron los 20 años y nada (ríe), pero justo empecé a trabajar con Los Productores (productora encabezada por Juan Carlos Fisher), y esto me dio más de confianza.

No me has contestado: ¿Para quién has hecho Cuerda?
(Ríe). Era una deuda conmigo, con mi payasa. En el claun, el primer impulso es uno mismo, lo que uno quiere decir.

¿Cuánto te conoces?
(Ríe). Yo siempre me hago esa pregunta, cada vez que hago algo me pregunto el por qué y sus relaciones, he hecho terapia y hacer claun es una manera de encontrarte contigo, de mirarte al espejo y verte toda… pero si te acercas demasiado deja de ser normal (ríe). Uno, a veces, tiene un cuco dentro, y no lo queremos ver, pero también cosas buenas y malas que no queremos aceptar, reconocer. El claun te ayuda a ‘sobrevivir’ a este encuentro y poder jugar con ello. Este ha sido mi reto y mi búsqueda durante los doce años que estoy en Bola Roja: abrir mi corazón, decir “esto es lo mejor que puedo ser” y mostrarlo todo –lo que me gusta y lo que no me gusta– sin burla de por medio y sin que haya una mirada complaciente. Y ojo, para que todo esto pase, primero debes haberte amistado contigo misma.

¿Qué tan tímida eres?
La gente cree que paro riéndome todo el día, hecha una ‘Campanita’, pero no soy así. Soy observadora, me gusta estar sola, no voy a fiestas, no me gusta la gente; me gustan los grupos pequeños donde pueda conversar, la bulla me aturde; soy reservada y tranquila; pero tímida no soy porque converso con la gente, no le tengo miedo.

¿Qué tan exhibicionista eres?
Me avergüenzo de muchas cosas. Me gusta hablar de mí cuando siento que le va a ayudar a la otra persona a entender algo, a hallar una solución. Yo cuido mucho mi vida privada, no soy de estar hablando de mí por allí (ríe).

¿Qué tan normal te sientes?
Tan normal como todo el mundo (risas). Por más que todos nos mostramos normales y fingimos que estamos bien siempre, no es así. El claun, mi trabajo, consiste en romper con todo aquello que te obliga a parecer normal, y te ayuda a acercarte a ti mismo. Por ello, el claun nos impacta tanto en la vida, pues con él te das cuenta cómo estas, si lo que tienes en tu vida te gusta o no, si te apasiona o no… y se te hace más fácil elegir un camino. Y si el público aplaude este ejercicio de sinceridad es porque todos tenemos estos rollos dentro, todos sufrimos de lo mismo, todos tenemos miserias y fortalezas, solo que nadie quiere mostrarlas; el payaso, sí, es su chamba.

¿Cuánto de catarsis has hecho con Cuerda?
Mucha. Y, lo mejor, como todo es improvisado y sale sin ‘querer’, luego te das cuenta de que todo tiene sentido. Y lo mismo pasa con el público, que habla de la obra cuando esta ha terminado. Esta es una gran recompensa.

La metáfora de una persona atada a una cuerda es obvia pero certera…
Una se amarra a tantas cosas… y muchas veces sin darse cuenta: tu marido, tu trabajo, tu agenda, tu celular. Hay tantas cosas que nos parecen imprescindibles, con las que tratamos de llenar el ‘triangulito de la insatisfacción’… pero quizás sea así, venimos con ese ‘triangulito’, déjalo así, hay ausencias que no se van a llenar con nada.

¿Cuán atada has estado a tus circunstancias?
Igual que todos (ríe). Por ejemplo, antes fumaba dos cajetillas y media por día; dejé el cigarro y empecé a comer; luego me obsesioné con el trabajo… pero gracias a Cuerda soy consciente de esto y me cuido más, trabajo menos, me doy más espacio, me voy de vacaciones, pero una siempre recae (risas).

¿No te da miedo mostrar tu corazón?
Los temas de mi vida se los doy a mi payaso y ella los juega. Así, el proceso es más fácil y me permito entrar a territorios más densos. En mis primeros ejercicios de claun, mis profesores me decían: “La gente se ríe con lo que haces, pero no veo tu corazón”. El exponerme de esta manera ha sido un trabajo duro, pero lo logré: ya no busco complacer pues ya lloré lo que tuve que llorar.

AUTOFICHA

- Disfruto mucho estar parada en un escenario. La respuesta a Cuerda me ha impresionado, quiero grabarme para ver qué les ha gustado tanto. Me emocioné.

- En mis primeros ejercicios como claun, mis profesores me decían: “La gente se ríe con lo que haces, pero no veo tu corazón”. Hoy lo hago.

- Cuerda me sirve como herramienta pedagógica: ahora puedo decirles a mis alumnos, mediante un ejemplo, qué cosa deseo que hagan con sus experiencias.


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