Alfonso Baella,Uso de la palabra
Comunicador
Puesto en evidencia, forzado por los hechos y la prensa, el presidente Humala, lejos de responder con ecuanimidad, desafió a todos cuando le preguntaron por “sus” gobernadores: “Sí, yo los he invitado ¿Cuál es el problema?”. Simple, se estarían configurando delitos de abuso de autoridad, peculado de uso y cohecho propio. Además, hay nuevos detalles. Entre los gobernadores nombrados a dedo hay antimineros, prontuariados por terrorismo, narcotráfico y violación a menores. A los 84 millones de soles de presupuesto anual se suman ingentes recursos que llegan de donaciones como televisores, cocinas, cheques en dólares y vales de consumo para tiendas por departamentos, restaurantes, celulares, licores y entradas para el cine. Las donaciones vienen del Ministerio de la Mujer en la época de Ana Jara. ¡Increíble!
Si el ministro Walter Albán dice la verdad sobre que el no tiene injerencia en la Oficina de Gobierno Interior y que la superpoderosa Dacia Escalante, nombrada por Ollanta Humala, “tiene autonomía económica y administrativa”, entonces ¿quién ordena los gastos de las actividades de la ONAGI en las que está inmerso el partido de gobierno?¿Ollanta o Nadine?
Pero el presidente dijo además, al día siguiente, que nadie podía usar dineros públicos para hacer proselitismo. ¿Y cuando su esposa usa Palacio de Gobierno para tomarse fotos y declarar –en su calidad de presidenta del Partido Nacionalista–, cuando sus funcionarios obligan a gobernadores a levantar banderas y ponerse polos con los logos de su partido y cuando la primera dama se sube a la tarima ministerial para usufructuar el espacio mediático, el presidente no ve proselitismo?
El argumento que otros gobiernos también usaron a los gobernadores no sirve. Si al Perú no lo cambiamos ¿cómo avanzaremos? Si el presidente no es ejemplar ¿qué podemos exigirle a regiones o municipios? Por eso el clientelismo político que emana de las gobernaciones debe terminar.
Y algunos amigos me dicen que hay que dejar la crítica. Yo, por lo menos, no pienso así. Creo que en Venezuela, durante mucho tiempo, sus líderes políticos y empresariales, y hasta la prensa, precisamente para no ser llamados mezquinos, se pusieron de perfil frente a hechos muy parecidos. Hoy todos conocemos los desastrosos resultados. Por eso, ni un paso atrás. Y como andan las cosas prefiero mil veces ser cicatero que dadivoso.
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