Abraham Levy, Opina.21
alev@meteorologica.pe
El viernes 24 de mayo de 1940, en la mañana, Lima se estremeció con un fortísimo terremoto de magnitud 8.2. La cantidad de víctimas: 249, infinitamente menor a las 66 mil que el 8.1 del 31 de mayo de 1970 (domingo en la tarde) se cobró –el más mortífero de los sismos modernos del Perú–. Uno de cada 200 peruanos murió entonces. Es como si hoy muriesen 150 mil en un solo sismo. Así de duro.
Allí, en mayo de 1970, se afincó la idea de que mayo es el mes de temblores.
El 3 de octubre de 1974, Lima tuvo su siguiente terremoto que agregó a octubre a las estadísticas, porque en 1746, el 24 de octubre, un tsunami, asociado a un estimado 8.4, destruyó el puerto del Callao ahogando a casi toda su población. Ese fue el más importante terremoto conocido en Lima.
Sin embargo, afirmar que mayo u octubre son los meses de temblores es una verdad incompleta. Todos los meses, en la costa peruana en particular, son de temblores. Más aún, todas las semanas.
El catálogo de terremotos en Perú y en la costa ocupa todos los meses. Allí está el 8.0 de agosto de 2007 en Ica o del 23 de junio de 2001 en Arequipa, ambos con tsunamis, y así la lista crece y crece.
Uno debe estar listo todos los días.
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