22.NOV Viernes, 2024
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Última actualización 08:39 pm
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Opinión

1) Reforzaron las grandes empresas privadas, y debilitaron los poderes públicos y los pequeños productores. Agravaron la explotación del trabajador y de los pequeños productores y aumentaron su precariedad.

Guillermo Giacosa,Opina.21
ggiacosa@peru21.com

2) Su retórica sobre la lucha contra la pobreza no termina de tapar una política concreta que reproduce y refuerza las propias causas de la pobreza.

3) La liberalización de los flujos de capitales que han privilegiado, ha fomentado la evasión fiscal, la fuga de capitales y la corrupción.

4) La liberalización de los intercambios comerciales reforzó a los fuertes y aisló a los débiles. Muchos de los pequeños y medianos productores de los países en desarrollo no pueden competir con las grandes empresas.

5) Ambos actúan –junto con la Organización Mundial de Comercio, la Comisión Europea y los gobiernos cómplices– para imponer una agenda opuesta a la satisfacción de los derechos humanos fundamentales.

6) Desde que la crisis golpea a la Unión Europea, el FMI está en primera línea para imponer a las poblaciones de Grecia, Portugal, Irlanda, Chipre, etc. políticas que ya fueron impuestas, sin éxito, en los países en desarrollo.

7) Ambos pregonan la buena gobernanza en sus informes, pero sus propios manejos son poco transparentes.

8) Ambos mantienen a la mayor parte de los países en la marginalidad, a pesar de que estos países integran estos organismos, y privilegian a un puñado de gobiernos de los países ricos.

9) En resumen, el Banco Mundial y el FMI representan unos instrumentos despóticos en manos de unas pocas grandes potencias y sus sociedades transnacionales, y refuerzan un sistema que agrede a la humanidad y deteriora la naturaleza.


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