22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

Que los periodistas argentinos que festejaron a Videla en 1976, que le dieron su apoyo y la seguridad de la autocensura para cualquier atrocidad que cometiera, celebren la opereta montada por Lanata y financiada por Clarín y La Nación –socios a tiempo completo de la dictadura mientras duró– me parece repugnante pero lógico, antiético pero coherente con sus valores y su conducta histórica.

Guillermo Giacosa,Opina.21
ggiacosa@peru21.com

Lo que me resisto a comprender es cómo periodistas locales, que loan la democracia y abominan de las dictaduras, pretenden obviar que quienes auspician este circo mediático son los mismos que sostuvieron la tiranía más opresiva que sometió a la Argentina. Los mismos. Sorprende también que puedan comprar un relato donde aparecen bóvedas llenas de dinero, bolsas y valijas que viajan repletas de euros, personajes que eclipsarían a El avaro de Moliere. No nos hagamos los tontos, la corrupción tiene modos más sofisticados para materializarse que este relato infantil. Lo que buscan es golpear el imaginario popular, llegar a él como no ha podido hacerlo la anémica oposición en la Argentina. Objetivo: destruir la imagen K. En octubre habrá elecciones parlamentarias y todo el circo está orientado a restarle votos al gobierno y a sabotear la puesta en vigencia de la Ley de Medios de Comunicación, que es una ley antimonopólica, destinada a aumentar las posibilidades de libertad de expresión. La ley afectará a Clarín, el mayor monopolio mediático (prensa, radio,TV, todo y multiplicado) que deberá vender algunos de sus negocios. Hace tres años la justicia (en manos de los K para sus críticos) tiene detenida dicha ley aprobada por amplia mayoría en el Parlamento. ¿No será el poder mediático quien maneja la justicia argentina y, además, la opinión de sus socios locales?


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